El éxito en lo que se hace, incluso la supervivencia si llevamos el desempeño de las tareas al límite, depende de la capacidad de enfoque. Suena casi aterrador, ¿verdad? La ventaja: que la concentración es una capacidad que se puede entrenar.
Si quieres mejorar tu concentración y tu destreza a la hora de enfocarte en tu trabajo, aquí tienes algunos consejos que pueden serte útiles.
Prepárate
Antes de comenzar una tarea que requiera mucha concentración, predisponte a ello. No hace falta que hagas nada más que sentarte o incluso permanecer de pie, sin hacer nada más que cerrar los ojos o mirar a un punto fijo y respirar de forma lenta y profunda. Con uno o dos minutos es más que suficiente para calmar tu mente y prepararla para la tarea que vas a comenzar.
Ten claro lo que merece el esfuerzo de tu concentración
Aunque en teoría deberíamos concentrarnos al máximo en todo lo que vemos, lo que escuchamos, lo que decimos y lo que hacemos, lo cierto es que es (casi) imposible lograrlo. Por eso es fundamental decidir qué es lo que realmente merece nuestra concentración máxima, y lo que no lo merece.
Sé positivo ante la tarea
Visualizar lo positivo de la tarea que va a necesitar tu atención es una forma de darle el valor suficiente para concentrarte al máximo en ella. Si te dices una y otra vez que el trabajo que vas a comenzar es tedioso, inútil y penoso, no te enfocarás en él jamás. Convéncete de su importancia, de su utilidad (tanto para ti como para los demás) y de todo lo positivo que puede aportarte y verás cómo te es más fácil concentrarte en lo que haces.
Ejercítate
Lo mismo que entrenas los músculos de tu cuerpo puedes ejercitar tu concentración. Fuérzate a realizar tareas completamente concentrado a diario. Primero puedes retarte con unos pocos minutos de enfoque y poco a poco ir aumentando el tiempo que dedicas a la concentración.
E igual que de forma consciente te obligas a enfocarte, también debes evitar las distracciones de forma voluntaria y consciente, aprendiendo primero a identificarlas y luego a apartarlas de tu centro de atención.
Planifícate
Planificar tu trabajo diario te ayudará a concentrarte y enfocarte mejor en cada una de sus tareas.
Soluciona antes lo que pueda despistarte
Si tienes alguna llamada, conversación o mensaje pendiente que tiene importancia para ti, o hay alguna tarea menor que está taladrándote la mente porque tendrías que haberla finalizado, soluciónalo antes de ponerte a trabajar en lo significativo. Eso sí, tiene que ser algo que te lleve poco tiempo y que no sea un rosario de tareas que te impidan realizar la tarea que requieren absoluta concentración.
Olvídate de la multitarea
Aunque muchos (me incluyo) somos practicantes convencidos del multitasking, lo cierto es que es tu mayor enemigo a la hora de enfocarte. Quizás puedas hacer 3 cosas al mismo tiempo, incluso más, pero estarás apostando por la cantidad, no por la calidad, porque ninguna de ellas tendrá toda tu atención.
Identifica lo que te desconcentra
Si eres capaz de detectar lo que te distrae, te será más fácil romper ese patrón. En algunos casos lo que desenfoca son los propios pensamientos, el estrés o la preocupación. En otras las distracciones son externas como las redes sociales, las llamadas telefónicas o las conversaciones de otros.
Elimina distracciones
Si necesitas enfocarte, apaga el teléfono o pide que no te pasen llamadas. Al fin y al cabo sólo serán unos minutos o unas pocas horas, y cualquier comunicación puede esperar. Eso sí, luego devuelve todas las llamadas y mensajes con la mayor rapidez.
La atención constante al correo electrónico y a las redes sociales es uno de los mayores ladrones de tiempo... y de atención. Si necesitas concentrarte realmente en tu trabajo, olvídate de revisar compulsivamente tu bandeja de entrada y tus redes sociales. Deberías poderlo hacer sin ayuda, pero si no te es posible, hay aplicaciones que te ayudarán a conseguirlo.
Si te distraen mucho, desactiva las notificaciones de las aplicaciones para que no te molesten.
En resumidas cuentas, detecta cuáles son las posibles distracciones y luego elimínalas. Cuando tengas práctica a la hora de enfocarte no necesitarás aplicar estas medidas, porque serás capaz de concentrarte en cualquier lugar y cualquier circunstancia.
Haz pausas
Es importante que hagas pausas durante el trabajo, porque el agotamiento te hará perder concentración. Lo ideal es planificarlas (y que no sean muy extensas) para que no te hagan perder tiempo ni concentración en exceso y te sirvan de apoyo.
Si las tareas no son muy largas, puedes hacer una pausa entre una y otra. Si es un trabajo que requiere tiempo, puedes ponerte una alarma en tiempos prudenciales para parar. De hecho obligarte a descansar da muy buenos resultados a la hora de volver a enfocarte más y mejor cuando retomes la tarea.
Cambia de tareas
Si ves que comienzas a perder al concentración, puedes cambiar de tareas para despejarte. Así no estarás parado y aprovecharás el tiempo, pero podrás despejarte para luego seguir con el trabajo que has dejado por cansancio. Ojo con esto, porque si confundes el cansancio y la falta de concentración con la pereza que dan algunas tareas, te estarás engañando y no finalizarás nunca lo que debes hacer.
Relájate
El yoga, la meditación o incluso el deporte te pueden ayudar a relajarte, lo que te ayudará a enfocarte mejor.
Encuentra la actividad que mejor encaja contigo, porque cada uno de nosotros somos un mundo. Por mucho que te digan que el yoga es una disciplina excelente para cuerpo y mente (que lo es, doy fe), si no te gusta en absoluto, en lugar de servirte para relajarte y trabajar a todos los niveles, será fuente de aburrimiento y estrés.
Camina
Caminar a paso vivo durante un buen rato puede ayudarte a concentrarte si lo que necesitas es encontrar una idea brillante, buscar una solución u organizar pensamientos.
Despeja tu mesa
La acumulación de objetos sobre la mesa puede despistarte fácilmente, así que conviene que esté ordenada y limpia.
Si necesitas enfocarte, quizás debas eliminar esos objetos personales que puedan hacerte perder la concentración como fotos, dibujos de tus hijos, regalos de tu pareja, etc. Hay ocasiones en los que el mero hecho de posar la vista sobre ellos te hacen ponerte en pensar en lo que te inspiran o te recuerdan.
Ojo con la temperatura
Un espacio de trabajo en el que hace mucho calor o mucho frío es un enemigo puede entorpecer tu concentración más de lo que te imaginas. Hay estudios que afirman que la temperatura ideal está entre los 20 y los 25ºC, aunque te recomiendo que busques la que más se adapte a ti.
Ya sé que esto no es siempre posible si en tu despacho no tienes accesible el termostato o trabajas con más personas que imponen sus criterios térmicos. Si es tu caso, recurre a ventiladores, climatizadores portátiles, chaquetas o bufandas.
Evita el ruido
Para muchas personas el ruido ambiental no supone un problema a la hora de concentrarse, porque son capaces de enfocarse en la tarea que están realizando y fluir con ellos, pero lo habitual es que distraiga, y mucho.
Una opción es utilizar tapones para los oídos, aunque no siempre es posible aislarse tanto si necesitas estar atento a llamadas o a la presencia de clientes o compañeros que requieran algo de ti. Puedes elegir unos que te permitan amortiguar el sonido, pero sin aislarte totalmente.
También sirve utilizar un sonido que sirva para camuflar el ruido, como la música o incluso el ruido blanco. Si trabajas con más personas en el mismo espacio, ponte auriculares para no molestar.
Garabatea
Según los expertos, hacer dibujos o garabatos en un papel durante una reunión o una conferencia mejora la capacidad de concentración y el rendimiento cognitivo.
No le des la espalda a la fisiología
Si necesitas ir al baño o si te hace falta beber agua o tomar un café para despejarte, hazlo antes de ponerte a trabajar o cuando sea necesario, porque si no lo haces no te enfocarás. Puede parecer un asunto menor, pero no lo es, porque tu cuerpo estará reclamando tu atención hasta que le hagas caso.
Hidrátate
La deshidratación te volverá más lento, menos eficaz y te hará tomar peores decisiones, así que beber suficiente agua o incluso alguna que otra infusión te hará estar más despejado y concentrado.
Lleva un ritmo de vida saludable
Cuidar la alimentación, dormir lo suficiente y hacer ejercicio te ayudarán a concentrarte más y mejor.
Ahora ya sólo hace falta una cosa más: poner en práctica estos consejos. Yo lo intentaré... ¿y tú?
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La primera vez que apareció el post Potencia Tu Capacidad de Concentración fue en el blog de Todos Somos Clientes.
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