Todos hablamos (casi siempre, mucho) por teléfono a diario, tanto en nuestra vida personal como profesional pero, ¿lo hacemos correctamente?
La experiencia nos dice que no, no sabemos ofrecer una buena atención telefónica a nuestro interlocutor, sólo hay que escuchar detenidamente a muchos operadores de telemarketing o a muchas recepcionistas en grandes empresas para llegar a esa conclusión.
Es inaudito que en muchas empresas se destinen grandes sumas a sofisticadísimas páginas web o anuncios en prensa, pero no se le preste atención al modo en que sus empleados atienden el teléfono. Es imagen y representación inmediata de la empresa, la mejor tarjeta de visita.
Me gustaría colaborar a mejorar este aspecto con una pequeña aportación, una versión personal de Decálogo de la Atención Telefónica:
1.- Sonríele
y sonríete. Cuando sonríes el
cliente lo percibe aunque no te tenga enfrente. Se llama sonrisa telefónica.
2.- Individualiza
la atención todo lo posible. A
ninguna persona le gusta sentirse un número o una cosa. Si es posible, trata al cliente por su nombre, para ello nada
tan fácil como preguntárselo; pero, cuidado, no abuses, el exceso es tan malo
como el defecto en este caso.
3.- Se
natural. Eso no implica que
seas descortés o te tomes demasiadas confianzas, pero debes huir de la
impostura. Se percibe y crea desconfianza.
4.- Muestra
una actitud amable y colaboradora. Es imprescindible para transmitir una buena imagen de ti y de
tu empresa, además de facilitar la posterior comunicación con el cliente.
5.- No
prejuzgues al cliente. Puedes
equivocarte en muchas ocasiones y dificultarás la comunicación con el cliente. A tí tampoco te gustaría que te prejuzgasen.
6.- Practica
la escucha activa. Presta
toda tu atención al interlocutor mientras estés atendiendo al cliente por
teléfono. En caso de tener a otra persona esperando en tu mesa o mostrador,
pídele amablemente que espere mientras terminas de atender a la persona que
tienes al teléfono; si consideras que no puedes hacer esperar al cliente potencial, discúlpate con el que tienes en línea y dile que le llamarás en cuanto te sea posible, y hazlo.
7.- Adecua
tu lenguaje, tono y velocidad al cliente y la circunstancia. Importantísimo a la hora de la
correcta comprensión por parte del cliente de tu mensaje.
8.- Emplea
la retroalimentación (feed-back). Comprueba que el mensaje ha llegado correctamente a tu cliente
y viceversa, empleando preguntas y reiteraciones.
9.- Cumple
lo que prometas. En
momentos de tensión, tendemos a prometer cosas que no podemos cumplir para
evadirnos del problema momentáneamente, sin tener en cuenta que el problema
será mucho mayor si no cumplimos después el compromiso adquirido en aquel
momento. Se asertivo y honesto.
10.- Transmite
que estás orgulloso de ti, de tu trabajo y de tu empresa. Piensa que el cliente percibe tu
grado de satisfacción personal y profesional y valora tu atención en consecuencia.