miércoles, 30 de noviembre de 2016

25 Frases Inspiradoras sobre Marketing de Contenidos

Atraer y retener a nuestro público objetivo para convertirles en futuros clientes... ¿te suena? Si eres un profesional o tienes una empresa trabajarás en ello, porque tus ingresos y tu permanencia en el mercado depende de que esos clientes potenciales se conviertan en reales. 


Una de las estrategias para lograrlo es el marketing de contenidos, que lo que busca es generar contenido relevante y que aporte valor a nuestro público objetivo, para llamar su atención y atraerlo. Pero, ojo, una cosa es generar contenidos y otra muy diferente hacerlo con la finalidad de conseguir clientes. 


Y es que es una herramienta muy eficiente: permite atraer clientes, es barato, mejora tu imagen de marca y las relaciones con tu público...  


Precisamente por la importancia que tiene, tanto para profesionales como para empresas, quiero compartir contigo 25 frases inspiradoras sobre marketing de contenidos:



25 frases inspiradoras sobre marketing de contenidos


 
1.- “El marketing de contenidos es todo el marketing que queda”.


Seth Godin



2.- “El marketing solía ser acerca de hacer un mito y contarlo. Ahora se trata de contar una verdad y compartirla”.


Marc Mathieu



3.- “Tenemos que dejar de interrumpir en lo que la gente está interesada y ser aquello en lo que la gente está interesada”.


Craig Davis



4.- “El contenido es el rey”.


Bill Gates



5.- “El Marketing de contenidos convierte a las empresas en solucionadoras de problemas y a los usuarios en altavoces de satisfacción”.


Jordi Hernández



6.- “El marketing tradicional habla a la gente. El marketing de contenidos habla con la gente”.


Doug Kessler
El contenido es el rey



7.- “El contenido construye relaciones. Las relaciones se basan en la confianza y la confianza genera ingresos”.


Andrew Davis



8.- “La inspiración existe, pero debe encontrarte trabajando”.


Pablo Picasso



9.- “Si no puedes hacer grandes cosas, haz cosas pequeñas de manera genial”.


Napoleon Hill



10.- “Deja de escribir de todo. Encuentra tu nicho y luego busca un nicho más pequeño todavía”.


Joe Pulizzi



11.- “Todo debe ser tan simple como es, pero no más sencillo”.


Albert Einstein



12.- “No intentes hacerlo todo. Es mejor ser espectacular en uno o dos que estar de cualquier manera en seis”.


Cameron Chapman



13.- “¿Por qué malgastar un párrafo diciendo nada?”.

Seth Godin



14.- “Escribe cosas dignas de leerse, o haz cosas dignas de escribirse”.


Benjamin Franklin



15.- “Todos los contenidos deben ser excelentes, que provoquen que los demás quieran compartirlos”.


Joe Pulizzi



16.- “Sé tan bueno que no puedan ignorarte”.


Steve Martin



17.- “Dales calidad. Es el mejor tipo de publicidad que existe”.


Milton Hershey



18.- “Sé suficientemente específico para ser creíble y suficientemente universal para ser relevante”.


Ann Handley



19.- “Crea tu propia guía de estilo. Que sea única e identificable por los demás”.


Orson Welles



20.- “Por encima de todo, tienes que crear algo de lo que estés orgulloso”.


Richard Branson



21.- “Deja de vender. Empieza a ayudar”.


Zig Ziglar



22.- “Es necesario crear contenido ridículamente bueno, contenido que sea útil, agradable e inspirado”.


Ann Handley



Contenido



23.- “La fórmula del éxito en un contenido: ayudar, educar, informar, entretener o inspirar”.


Lucas García



24.- “Si el plan A falla, recuerda que tienes todavía 25 letras más”.


Chris Guillebeau



25.- “Piensa en grande y no escuches lo que dicen que no puedes hacer. La vida es muy corta como para pensar en pequeño”


T. Ferriss




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miércoles, 23 de noviembre de 2016

El Síndrome del Impostor. Qué es y Cómo Combatirlo

¿No te sientes suficientemente bueno en tu trabajo? ¿Tienes la sensación que no sabes lo que haces aunque lo parezca? ¿Crees que no te mereces el puesto que tienes? ¿Piensas que tus buenas notas son cosa de suerte? ¿Tienes miedo de que en cualquier momento te desenmascaren y se demuestre que eres un fraude? Pues quizás sufres el llamado Síndrome del Impostor.


Keep calm! No se trata de una enfermedad contagiosa ni de un trastorno mental. Aunque puede tener consecuencias importantes sobre tu vida. 


Si quieres saber más acerca de este síndrome y de cómo combatirlo, sigue leyendo...


El "Síndrome del Impostor". Qué es y cómo compartirlo


Qué es


Es un término que acuñaron las psicólogas Pauline R. Clance y Suzanne A. Imes en 1978. 


Aunque se consideró durante un tiempo que era más frecuente en las mujeres profesionales, por su participación en un mundo eminentemente masculino y la educación recibida desde la infancia, lo cierto es que afecta en la misma medida tanto a hombres como a mujeres.


El Síndrome del Impostor es la sensación que tienen algunas personas de sus éxitos no son merecidos y de que sus habilidades y capacidades son un fraude. Atribuyen esos éxitos a factores externos: a la suerte, a la intervención de otras personas... Y lo más curioso de este síndrome es que no suele sufrirlo quien realmente tendría que dudar de esos logros y capacidades, sino personas válidas y profesionales.


Es un síndrome muy frecuente, de hecho, casi un 70% de la población lo sufrirá en algún momento de su vida. En muchos casos, esta sensación de fraude, se da cuando se asume un nuevo puesto de trabajo o una responsabilidad mayor, pero se va atenuando poco a poco según se va adquiriendo confianza. Pero en otros, en los más complejos, este síndrome es crónico, por definirlo de alguna manera. Es decir, que la sensación de no merecer los éxitos es constante. 


El perfeccionismo excesivo, la autoexigencia desmedida, la percepción disminuida que se tiene de uno mismo desde la infancia, la falta de autoestima o incluso un cierto egocentrismo son algunos de los motivos por los que se puede tener esa visión de uno mismo.


Qué consecuencias tiene en tu vida


Una de las principales cargas que lleva consigo el Síndrome de Impostor es el estrés constante. El miedo a que descubran que eres un supuesto fraude, que no vales, es una losa que llevarás encima constantemente.


El "Síndrome del Impostor" puede paralizarte e impedir que desarrolles tu potencialOtra consecuencia negativa de este síndrome es la incapacidad de disfrutar de los éxitos, puesto que según tu percepción no te los mereces.  


Puedes limitar tus aspiraciones, puesto que corres el riesgo de pensar que no estás capacitado para asumir mayores responsabilidades.


Puedes terminar trabajando por debajo de tu potencial real, por miedo a no dar la talla en nuevos puestos, proyectos o responsabilidades. El peligro de terminar siendo mediocre por tu propia percepción es un riesgo real.


Te paralizará a la hora de actuar, con lo conlleva la inacción en cualquier faceta de la vida.


Te puede forzar a trabajar mucho más de lo necesario, porque crees que sólo esforzarte hasta la extenuación justifica lo que puedas lograr. Y ese ahínco ni siquiera se percibe como algo positivo, porque lleva a pensar que si se valiese más, no sería necesario trabajar tan duro.


Cómo combatirlo


Asume que no eres perfecto. Nadie lo es. Tienes virtudes y defectos, que debes aceptar. Eso no quiere decir que no sea recomendable intentar mejorar lo que no nos gusta de nosotros mismos, pero sin torturarnos si no conseguimos un grado de perfección casi divina en todas las facetas de nuestra vida.


Perdónate los errores que hayas podido cometer. Si el error tiene solución, esfuérzate en conseguirla. Si no la tiene, no te atormentes por tu torpeza; o al menos no te refociles en ella. Y en ambos casos, aprende de ese fallo para el futuro.


Reconoce los fallos como una oportunidad de mejorar y aprender, no como una catástrofe de  proporciones épicas.


No te compares con los demás, aunque sea una posibilidad muy tentadora. Cada uno de nosotros somos únicos e irrepetibles, puesto que tenemos personalidades, capacidades y experiencias distintas. Y, por otra parte, si te comparas, puedes caer en el error de atribuirle a otras personas más mérito y éxitos de los reales. Y mucho menos valor a ti mismo.


Analiza cuáles son tus habilidades y los logros que has alcanzado gracias a ellas. Escríbelos en una lista para ser consciente de ello. Si tienes alguna dificultad en conseguirlo, pide ayuda a alguien de tu confianza, porque seguro que no dudará en recordarte lo que vales y lo que has conseguido.


Acepta que eres responsable de tus éxitos con la misma generosidad y ecuanimidad que empleas con los demás. Si en los otros no justificas sus triunfos con la suerte o los padrinos, ¿por qué hacerlo contigo mismo?


Admite los elogios (sinceros) y agradécelos. No pasa nada por reconocer que lo has hecho bien, incluso te puedo asegurar que no se abrirá el suelo bajo tus pies...


Cuida el lenguaje que utilizas contigo mismo, tanto el que verbalizas como el que utilizas en tus pensamientos. Evita las expresiones negativas para referirte a tu capacidad y a tus logros. Cuando te sorprendas pensando o hablando mal de ti mismo, reformula el pensamiento o la frase en positivo. 


Fórmate y esfuérzate para ser cada día un poco mejor, pero no para ser perfecto, sino para sentirte bien y dar lo mejor de ti en cada momento. 


¿Qué reflejo ves cuando te miras al espejo?
Deja de mirarte el ombligo y céntrate en ayudar a los demás. Muchas veces esta inseguridad en nosotros mismos tiene su origen en que nos centramos mucho en nosotros mismos, en lo mal que nos sentimos, en el miedo que experimentamos, en cómo podemos equivocarnos, en qué ocurrirá si nos desenmascaran. Si en lugar de tanto yo-mi-me-conmigo te enfocas en ayudar a los demás y en aportarles algo de valor, te darás cuenta que ese Síndrome del Impostor se diluye.


Valora todo lo positivo que hay en tu vida, tanto personal como profesional. Y agradécelo todos los días. 


Aléjate de las personas tóxicas y envidiosas que refuerzan tu miedo y tu falta de autoestima. Este tipo de personas se deleita hundiendo a los demás, especialmente si detectan algún tipo de debilidad. 


Si en algún momento te asaltan las dudas, recuerda que tú lo vales.





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miércoles, 16 de noviembre de 2016

Cómo Elaborar un Contrato de Arrendamiento de Servicios

Tanto si eres un particular como si eres un profesional autónomo o empresario, debes conocer lo que es un contrato de arrendamiento de servicios, para qué sirve y qué elementos lo componen. 


Y debes conocer este documento, porque es de uso muy común. Desde contratar los servicios de un abogado a título personal, hasta el mantenimiento informático de los equipos de una pyme; cualquier tipo de relación en la que una de las partes se obliga a realizar un trabajo o actividad para la otra, de forma independiente y con un precio determinado, es susceptible de ser formalizada con un contrato de arrendamiento de servicios


Cómo elaborar un contrato de arrendamiento de servicios

 
Características

 
El contrato de arrendamiento de servicios es consensual, es decir es eficaz por el mero consentimiento de las partes.

 
Es bilateral, puesto que ambas partes tienen derechos y obligaciones.

 
Es oneroso, ya que la prestación de los servicios tiene una contraprestación, que suele ser económica, aunque puede adoptar otras formas, incluso el intercambio de otros servicios. Lo que no puede ser nunca es gratuito.

 
Es conmutativo, al considerarse que el valor de las dos prestaciones, tanto el servicio como el pago, es equivalente; al menos en teoría.

 
Es temporal, puesto que debe tener un inicio y un final, aunque pueda ser renovado de forma periódica con el consentimiento de las partes. 

 
Es no formal, puesto que se permite libertad en cuanto a la forma que debe adoptar el contrato para tener validez, salvo que ésta no esté ajustada a las leyes vigentes.

 
Quiénes intervienen

 
El arrendador. Es la persona, profesional o empresa que arrienda el servicio. Generalmente suele denominarse con su propio nombre o razón social, también de una forma más genérica puede aparecer como El Cliente en el contrato.

 
El arrendatario. Es el profesional o empresa que presta el servicio al arrendador. Suele aparecer con su propio nombre o razón social, o con la denominación más genérica de La Empresa, El Instalador, etc.

 
Los representantes legales de cualquiera de las dos partes, con su nombre, apellidos y cargo. 

 
Qué debe incluir

 
La identificación de las partes implicadas. Deberán aparecer los nombres y apellidos y/o razón social de ambas partes, así como su NIF o CIF y dirección completa. En caso de las empresas, también deberá aparecer la identificación de la persona o personas que las representen, incluyendo la calidad en la que firman (apoderado, administrador, etc.).

 
Términos y condiciones de un contratoEl objeto. Con la descripción detallada del servicio que se va a prestar y su finalidad.

 
La duración de la prestación del servicio. En caso de ser prorrogable, debe aparecer también cómo se llevará a cabo y las condiciones en las que serán efectivas las prórrogas.

 
El importe del servicio o remuneración, indicando la condiciones de pago, si están incluidos impuestos y tasas, etc. Es importante especificar la necesidad de revisar el contrato en el caso de que se amplíen o modifiquen los servicios prestados.

 
Garantías. El compromiso de ambas partes de que pueden cumplir las obligaciones recogidas en el contrato, que tienen capacidad para contratar y que no actuarán en contra de los intereses de la otra parte.

 
Cesión del contrato. Es importante reflejar que no se podrán ceder ninguno de los derechos y obligaciones a un tercero, salvo que se autorice expresamente por la otra parte. 

 
Confidencialidad. No está de más que ambas partes se comprometan por escrito a mantener la confidencialidad de la información y datos personales que se compartan con motivo de la prestación del servicio. 

 
Notificaciones. Si las notificaciones o escritos de cualquier tipo deben dirigirse a otro domicilio distinto del que figura en la identificación de las partes, conviene indicarlo.

 
Las condiciones del contrato. En las que aparezcan especificadas todos los derechos y obligaciones de cada una de las partes. Te aconsejo que las numeres y ordenes de forma lógica, así será más fácil identificarlas.

 
Las condiciones de rescisión del contrato. Desde la finalización natural del contrato hasta el incumplimiento de algunas de las condiciones del mismo y sus consecuencias.


Ley y jurisdicción aplicables. Así se definen las leyes que serán aplicables y los tribunales competentes en caso de conflicto. 

 
Firma de las partes. Un contrato sin las firmas correspondientes, no tiene validez ninguna. Ojo con esto, porque en ocasiones nos envían un contrato, lo firmamos nosotros, lo enviamos... pero nunca nos llega de vuelta con la firma de la otra parte, y eso es como si no tuviésemos nada.

 
A tener en cuenta


El contrato de arrendamiento de servicios se rige por el Código Civil, aunque si una de las partes es un consumidor o usuario, habrá que aplicar también la Ley General para la Defensa de Consumidores y Usuarios.

 
Si se trata de un contrato en el que el servicio se presta por cuenta ajena dentro del ámbito de la organización y dirección de otra persona, ya sea física o jurídica, el contrato debería cumplir la legislación laboral (Ver Estatuto de los Trabajadores). Cuidado con este asunto, porque este tipo de contratos requiere otras obligaciones por parte del arrendatario, no sólo con el trabajador que presta sus servicios, también con la Administración.

 
En caso de que el servicio lo preste un profesional, no está de más incluir una cláusula de inexistencia de relación laboral, en la que éste manifieste que presta los servicios con libertad de decisión y que no actúa bajo la dirección y supervisión del arrendatario o cliente.

 
Firma de contratoComprueba que la persona que firma el contrato tiene poder para hacerlo, puesto que en caso de no tenerlo, el contrato no tendrá validez. Si se trata de una empresa, puedes solicitar que te faciliten la escritura notarial en la que se acredite esa capacidad.

 
Aunque el contrato de arrendamiento y prestación de servicios se puede hacer de forma verbal, te recomiendo que siempre se plasme por escrito.

 
El contrato de prestación de servicios no tiene un modelo cerrado, puesto que ambas partes pueden pactar las condiciones, siempre que no sean contrarias a las leyes.

 
Si la descripción del servicio es compleja, conviene añadir un Anexo en el que se describa las características minuciosamente. 


Si ya tienes cierta experiencia a la hora de redactar documentos mercantiles, puedes encargarte tú mismo, aunque te recomiendo que siempre revise el contrato un abogado. El coste no es demasiado elevado y te evitarás muchos disgustos.

 
Recuerda que el contrato debe tener tantas copias como partes implicadas en el contrato. Normalmente sólo necesitarás la del proveedor de servicios y la del cliente.

 
A la hora de firmar, es importante que recoja la firma completa al final del contrato y que se firmen o se haga un visé en todas las páginas del documento. De ese modo, nadie podrá cambiar ninguna de las hojas a posteriori.

 
Modelos

 
Si necesitas una guía para escribir tu contrato de arrendamiento de servicios, a continuación encontrarás algunos enlaces que te pueden interesar. Aunque pertenecen a distintas actividades y tienen diferentes formatos, puedes utilizarlos como base para crear el documento que necesitas:


Modelo de contrato de arrendamiento de servicios 1
Modelo de contrato de arrendamiento de servicios 2
Modelo de contrato de arrendamiento de servicios 3
Modelo de contrato de arrendamiento de servicios 4



 

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Tú También Puedes Añadir Cláusulas a los Contratos


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miércoles, 9 de noviembre de 2016

Cómo Elegir el Socio Perfecto para Tu Negocio

Si estás pensando en emprender, puede que estés evaluando la posibilidad de hacerlo acompañado por un socio. 


Aunque hay un refrán acerca de los socios que dice que las medias no son buenas ni para las piernas, haciendo referencia a que ir a medias con alguien es un error, formar una sociedad puede ser todo un éxito


Y que es para que un negocio funcione, además de tener una buena idea y trabajar duro para llevarla a cabo, también es importante elegir al socio perfecto.


Por eso a continuación quiero darte algunos consejos para elegir al socio perfecto y plantearte tu futura sociedad.


Cómo elegir al socio perfecto para tu negocio


El socio 


Antes de nada te recomiendo que analices si realmente necesitas un socio. En algunas ocasiones buscamos a alguien que nos acompañe en nuestra aventura empresarial, porque tenemos miedo de ir en solitario. En otras sólo buscamos financiación, aunque no deseamos que el socio participe en la gestión. Y en otras muchas, compartimos un proyecto con un amigo o compañero, aunque dudamos de su capacidad; aunque nos vemos casi en la obligación moral de compartirlo con él. Valora si te conviene más tener un socio o sacar a relucir tu valentía, contar con un banco en lugar de con un socio capitalista o ser asertivo y decirle no a ese amigo. Y tómate tu tiempo para decidir.


Al hilo de lo anterior, también deberías ponderar si te conviene forma una sociedad con familiares o amigos. Según el carácter, capacidades y afinidad, puede constituir un éxito o un fracaso sonado que termine con el negocio y con la relación. 


La idea de negocio debe entusiasmaros a ambos por igual. Si alguno de vosotros no se siente igual de implicado, habrá problemas rápidamente.


Es importante que cuente con formación, habilidades y experiencia que tengan que ver con el negocio en el que os váis a embarcar. Aunque no vaya a participar en el día a día de la empresa, es importante que conozca el sector y la actividad. 


Tu futuro socio debería tener ética profesional y personal. Si no la tiene, es posible que la sociedad se vea envuelta en problemas debidos a su falta de honradez y malas prácticas. 


La persona que elijas como socio debe tener una buena reputación, tanto personal como profesional. Al fin y al cabo, parte de esa reputación va a repercutir en vuestro negocio, y nadie debería partir con un lastre cuando inicia un negocio.


El socio que elijas también debe tener una cierta solvencia, puesto que una mala situación financiera puede suponer un problema para la sociedad. Y peor que la falta de liquidez o la acumulación de deudas, es que tenga antecedentes de morosidad. Además, debes tener en cuenta que una falta de solvencia puede influir en las decisiones y visión del negocio de tu potencial socio. Te aconsejo que no sólo le consultes personalmente, sino que solicites un informe financiero a un tercero.


Trabajando codo con codoDebéis complementaros. Si todos los socios tenéis las mismas capacidades, formación y experiencia, conseguiréis duplicarlas, pero os faltarán otras que os harían más eficientes.


Tiene que haber una buena conexión entre vosotros, puesto que la comunicación, el respeto y la comprensión son vitales para que la sociedad funcione. No hace falta que seáis amigos íntimos, pero sí que tengáis una buena relación. Si el socio que buscas el meramente capitalista, la conexión no debe ser tan profunda, porque tendrás menos contacto con él; aunque te exigirá más resultados.


Ambos tenéis que tener una misma visión y valores, así como objetivos y expectativas semejantes acerca la sociedad. Si hay grandes diferencias, el negocio no durará.


Todos los componentes de la sociedad necesitáis tener un talante conciliador, puesto que surgirán problemas y conflictos en el desarrollo de la actividad. Lo importante no es evitar las discusiones y dificultades, sino ser capaces de solventarlas con fluidez.  


Huye de los socios prepotentes y narcisistas, porque tendrás todas las papeletas para que vuestra relación sea problemática; además de que ese tipo de perfil tendrá también roces con clientes, proveedores y trabajadores. 


La sociedad


Antes de iniciar una sociedad hay dos cosas que son imprescindibles: sentarse con el socio para definir y negociar todos los detalles importantes y consultar a dos abogados. Y digo bien, dos abogados. Uno para que te asesore personalmente acerca de lo que te interesa y que no debería ser el mismo que el de tu socio. Y otro para que os asesore a ambos para constituir la sociedad, una vez que hayáis llegado a un acuerdo en las condiciones en las que la establecéis. 
 

Dejad claras desde el principio las atribuciones y obligaciones de cada uno de los socios. Esto es importante no sólo para vosotros, sino también para las personas y organizaciones que se relacionen con la sociedad. Y hacedlo por escrito. Es una garantía para ambas partes y una muestra de que hay voluntad de respetar esas condiciones. 


En cuanto a los porcentajes de participación, te recomiendo que evites el 50-50, salvo que efectivamente ambos vayáis a aportar lo mismo. En muchas ocasiones se opta por este reparto, porque es más democrático, pero con el paso del tiempo se revela muy injusto. Es necesario valorar las aportaciones de capital, equipos, cartera de clientes, trabajo, etc.


Si te es posible, te recomiendo que te hagas con al menos el 51% de la sociedad. De ese modo tendrás el control de la empresa y tendrás la última palabra en caso de diferencias. O, en el caso de que decidáis dejar una parte de las acciones para repartirla y fidelizar a los empleados, deberías quedarte con una parte mayoritaria.


Firma de contratoEn cuanto a la administración de la empresa, te aconsejo que sea mancomunada. De ese modo ambos socios deben actuar en conjunto para acceder a las cuentas de la empresa, firmar contratos de cierta importancia, etc. Y ambos responden en caso de problemas. 


No dejes las finanzas de la empresa en manos de tu socio, despreocupándote de ellas. Revisa periódicamente el estado de la empresa y pide explicaciones si algo no te convence.


Esfuérzate por escuchar a tu socio. Eso no quiere decir que tengas que estar de acuerdo en todo con él, pero sí es importante que conozcas su opinión. Una sociedad es como un matrimonio, y ya sabes lo que pasa cuando los dos cónyuges no se escuchan y no se comunican...


Separa la parte profesional de la personal. Aunque seáis amigos o familia, una cosa es el trabajo y otra las relaciones personales. Si dejáis que las dos facetas se desdibujen, es fácil que se resientan ambas.



 

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miércoles, 2 de noviembre de 2016

Cómo Elegir a Tus Proveedores Con Acierto

Un negocio depende de sus clientes, parece obvio, pero también de sus proveedores. Al fin y al cabo, parte de la eficiencia y la calidad que se brinda a un cliente tiene que ver con ellos. La satisfacción de un cliente con el producto que nos compra, la rapidez en la entrega de nuestra mercancía o la usabilidad de nuestra página web, por ejemplo, es también responsabilidad de nuestros proveedores.


Incluso los precios que nos ofrezcan los proveedores tendrán influencia sobre nuestro negocio. Precios muy elevados que no nos permiten unos márgenes viables, cambios inesperados en las tarifas que nos desbaratan nuestra estrategia de precios o políticas de pago muy estrictas que no nos permiten jugar con la liquidez pueden llevarnos a echar el cierre de la empresa.


Por eso es muy importante hacer una cuidadosa selección de los proveedores, especialmente si eres emprendedor y estás comenzando tu actividad.


A continuación encontrarás algunos consejos que te pueden ser útiles para elegir con acierto a tus proveedores, tanto de productos como de servicios.


Cómo elegir a tus proveedores con acierto


Por el principio


Analiza qué proveedores necesitas, qué productos o servicios, qué volumen manejarás y qué cualidades mínimas deben tener para serte rentables. 


Haz una preselección previa. Para ello es imprescindible que busques información sobre ellos. En Internet, consultando a otros clientes, en ferias, en cámaras de comercio, pidiendo informes de solvencia (sí, también se puede hacer con los proveedores para evaluar si son fiables).


Valora la experiencia del proveedor. Si bien es cierto que la experiencia suele ir asociada a un mayor know how, también lo es que las empresas jóvenes están deseando hacerse un hueco en el sector y trabajan mucho para satisfacer a los clientes.


Los precios


CalculadoraMira con lupa los precios que te ofrezca tu proveedor, para saber si te convienen a la hora de marcar tus propias tarifas. Ten en cuenta no sólo el precio de cada ítem, hazlo también con los gastos de envío, gastos de embalaje, impuestos, tasas de aduanas, etc.


Piensa qué te conviene más, si sólo un precio bajo o un precio razonable más un buen servicio. En ocasiones te puede interesar más pagar un poco más si te brindan información útil, una buena atención y un servicio postventa esmerado. Valora cuidadosamente la relación calidad-precio-servicio de cada proveedor.


Las condiciones


Infórmate bien acerca de las condiciones que te ofrece el proveedor: plazos de entrega, formas y plazos de pago, gastos de envío, devoluciones y reembolsos, características del servicio, etc. Estas condiciones, tanto de forma directa como indirecta influyen en el precio final y en imagen frente a tus propios clientes.


Consulta al potencial proveedor si te puede ofrecer condiciones especiales por volumen o por pronto pago, si tu negocio tiene mucho movimiento o tienes una tesorería saneada.


Consulta acerca de la flexibilidad del proveedor, porque es un valor añadido que debes tener en cuenta. Si se puede amoldar a las condiciones o imprevistos que le puedas plantear, te facilitará mucho las cosas.


La logística


Pregunta acerca de la logística del proveedor, puesto que de ella dependerá el abastecimiento y reposición de productos, así como de las entregas de los mismos.


Ten presente la ubicación del proveedor. Si está muy lejos de tu localidad, los gastos de envío se pueden encarecer mucho, los plazos de entrega se pueden dilatar y puedes tener que contar con gastos y retrasos en aduanas. Si los precios son muy bajos y no necesitas tener la mercancía con urgencia, quizás te sea rentable. Valóralo cuidadosamente.


La calidad


Calidad
Comprueba la calidad de los productos o los servicios antes en embarcarte en una relación duradera con el proveedor. Piensa que la calidad que te brinde repercute en la de tu propio negocio.


Más consejos


No elijas un solo proveedor de referencia. Ten varios disponibles para que no te quedes sin productos en caso de que se quede sin stock, cambie los precios o las condiciones o cese su actividad. Ya sabes el dicho: no pongas todos los huevos en la misma cesta.


Te puedes ser útil crear un cuadro para comparar a los distintos proveedores de productos o servicios similares. Así podrás elegir los mejores para tu negocio. Y el resto los podrás dejar en reserva por si tuvieses necesidad de recurrir a ellos en caso de emergencia. 


Procura siempre que la relación comercial quede reflejada en un contrato. Lo ideal es que refleje precios, condiciones, plazos, posibles revisiones, motivos de rescisión, etc. No es una garantía total, pero sí que aportará seguridad a ambas partes. Y, por supuesto, es una forma más profesional de relacionarse entre proveedor y cliente. 


No tengas miedo (o pereza) a la hora de cambiar de proveedor si este no te ofrece un buen producto o un buen servicio, si cambia de condiciones y éstas no te interesan o si sospechas (con fundamento) acerca de su estabilidad o su capacidad de cumplir sus compromisos.


Y, por supuesto, cuida a tus proveedores y pide que ellos te cuiden a ti. 




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