A continuación encontrarás información básica para que puedas decidir cómo y cuándo utilizar un contrato de confidencialidad, y cuándo no hacerlo.
Qué es
Es un contrato mediante el que una de las partes, las dos, incluso terceros que actúen en nombre de alguna de ellas (abogados, asesores, etc.), se comprometen a no revelar determinada información de la otra parte.
Este documento garantiza, en cierta medida, que si se divulga la información recogida en él a un tercero no autorizado, la parte afectada podrá reclamar daños y perjuicios a la otra.
A quién afecta
Los contratos de confidencialidad no sólo afectan a proveedores, clientes o inversores. También se pueden aplicar a empleados y colaboradores, para mantener a salvo la información sensible a la que puedan tener acceso. Incluso los servicios de freelances pueden necesitar de un contrato de confidencialidad para salvaguardar las ideas o proyectos en los que trabajen.
Para qué sirve
Para proteger nuestros proyectos, ideas o información, tanto a nivel comercial como técnico, frente a su divulgación a terceros.
Para prevenir que se vulneren los derechos de propiedad intelectual, que pueden conllevar perjuicios económicos, comerciales y de imagen para una de las partes.
Ventajas
Es una forma de garantizar que la información facilitada a una persona, empresa o institución no será revelada a otros, protegiendo los derechos sobre la propiedad intelectual que se tengan sobre esa información.
Inconvenientes
La protección que ofrece el contrato de confidencialidad es relativa, puesto que hay distintas maneras de divulgar esa información, sin que se vea involucrada directamente la parte indiscreta.
Es necesario probar que la filtración de la información proviene de esa parte.
Si una de las partes tiene conocimiento previo de lo recogido en el contrato, el propietario de la información no ha mantenido el secreto con suficiente celo o es de dominio público, podrá revelarlo sin que se le puedan reclamar daños y perjuicios.
En algunos casos la firma de contrato de confidencialidad puede ralentizar, incluso paralizar, una negociación. Especialmente cuando las cláusulas que se deseen incluir son muy restrictivas.
Qué información se puede proteger
El contrato de confidencialidad puede recoger una información muy amplia y dependerá de las partes implicadas y del tipo de relación que tengan.
Puede ser desde información comercial (precios, condiciones, clientes, datos financieros...), hasta la relativa a la propiedad intelectual o industrial (planes de negocio, procesos, especificaciones, prototipos, pruebas, métricas, estudios, diseños, software, hardware, patentes potenciales...). Incluso el propio contrato puede estar sujeto a confidencialidad.
Es posible que la restricción a la divulgación de la información no sea completa y se permita para determinados usos o se pueda utilizar alguna parte de ella sin restricción.
Qué debe contener
Información sobre las partes que se comprometen en el contrato: quienes firman, en nombre de quién lo hacen y en calidad de qué lo hacen (apoderados, representantes, en su propio nombre).
También es conveniente que figure la relación que une a las partes (inversores, clientes, proveedores, colaboradores...).
Qué información concreta se va a compartir y cuál es su finalidad. Es importante definir claramente lo que se quiere proteger, a fin de evitar problemas posteriores.
Las posibles excepciones: cuándo se puede romper el secreto y confidencialidad de la información, datos que no se consideran sujetos al contrato, etc.
Las sanciones aplicables en caso de incumplimiento.
Motivos de rescisión del contrato, bien especificados.
El período en el que estará vigente el contrato. Es aconsejable que figuren dos plazos: en el que se revelará la información entre las partes y en el que ésta se ha de mantener secreta y confidencial. Si sólo indicas la segunda, te puedes encontrar con que el cómputo del período de secreto es menor que el que tenías previsto para mantener tu información a salvo.
La jurisdicción a la que se acogen las partes en caso de que exista conflicto.
Consejos
Si se trata de secretos industriales o si la otra parte es un potencial competidor, redacta cuidadosamente las cláusulas del contrato para que te protejan al máximo y defiéndelas todo lo posible.
Cuidado con los NDA y los inversores |
Ten cuidado con el personal de entidades financieras, asesores y otras figuras similares que puedan ser poco discretos cuando tengas que compartir información acerca de tu proyecto o negocio. Ni te imaginas cuántas filtraciones inesperadas puede haber cuando se presenta un plan de negocio para validarlo o para solicitar financiación.
Es imprescindible que seas tú mismo quien mantenga el secreto de tu información más sensible, antes de ponerle encima de la mesa el contrato de confidencialidad a otros. De nada sirve exigírselo a los demás, si tú mismo lo no practicas.
En caso de que ambas partes no os pongáis de acuerdo en las cláusulas del contrato, pon en una balanza si te interesa más blindarte o ceder en algún punto antes de bloquear una negociación.
Recurre a un abogado especializado para que redacte el contrato, o al menos lo revise, para asegurarte que todos tus derechos están protegidos y no hay ninguna irregularidad de la que luego te puedas arrepentir.
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La primera vez que apareció el artículo El Contrato de Confidencialidad. ¿Qué Es y para Qué Sirve? fue en el blog de Todos Somos Clientes.
El contrato de confidencialidad. ¿Qué es y para qué sirve? by 1 de N Tecnologías de la Información - Arancha Moreno is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
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