Un apretón de manos. Parece algo tan sencillo, tan cotidiano... Damos por sentado que darse la mano no tiene complicación, que es un gesto casi automático. Pero es muy fácil equivocarse al hacerlo.
La forma de estrechar la mano dice mucho de nosotros, por lo que es importante tener en cuenta una serie de puntos para conseguir que transmita una imagen positiva a nuestro interlocutor:
En esta primera parte del post, veremos qué hacer según el lugar o quién inicia el apretón de manos, qué fuerza imprimirle al saludo y cómo hacerlo adecudamente:
En cuanto al lugar
El que está en la habitación es, por así decirlo, el dueño del cortijo, por lo que si eres tú quién accede a su espacio, no lo hagas con un exceso de confianza; la otra persona se puede sentir amenazada. Cordial, sí; confianzudo, no.
Si recibes al cliente en tu terreno, sal de detrás de la mesa o del mostrador para ofrecerle la mano, ofrece la sensación de hospitalidad y cercanía, salvo que quieras mantener voluntariamente las distancias.
En cuanto a quién inicia el saludo
El que inicia el saludo es quien controla la situación e intentará imponer su dominio. Si la otra parte se lo permite, claro.
En caso de diferencias jerárquicas, conviene dejar que sea la persona con mayor rango la que inicie el saludo.
Respecto a la fuerza del saludo
La fuerza que se imprime al apretón de manos es un reflejo de la personalidad de quien saluda.
Un apretón firme, expresa una personalidad extrovertida y segura. Un apretón lánguido (el pez muerto), indica falta de confianza disfrazada de superioridad o poca energía. Un apretón tipo quebrantahuesos, implica afán de dominio sobre la otra persona, además de poca delicadeza.
En cuanto al cómo
Es importante mantener el contacto visual mientras dura el apretón de manos, así como un gesto agradable y acogedor.
Es importante que el gesto parta de una posición erguida y segura, así lo reforzará.
Para saludar dando la mano, es imprescindible extender el brazo (en un ángulo abierto) y la palma de la mano (con los dedos extendidos y el pulgar mirando hacia arriba). Eso sí, es importante que el gesto sea fluido, evitando la rigidez.
Cuando estrechamos la mano debemos envolver la mano de la otra persona con calidez y con un apretón firme.
A la hora de dar la mano, se agita muy levemente. Un zarandeo exagerado denota una personalidad histriónica o falta de habilidades sociales, por no hablar de que es incómodo para el interlocutor.
Estrechar la mano es un gesto de cortesía, por lo que debe ir
acompañado de una frase adecuada: encantado, encantado de conocerle, es
un placer, cómo está, me alegro de verle de nuevo, etc.
Se saluda con la mano derecha, incluso los zurdos. El apretón de manos es un lenguaje universal, por lo que todos debemos hablar el mismo para no crear situaciones incómodas. Las dos excepciones son el apretón de manos entre dos personas zurdas o cuando una de ellas tiene algún problema o discapacidad que le impide utilizar su diestra. Si nos sucede ésto último, lo mejor es actuar con naturalidad.
Continuará...
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