miércoles, 30 de marzo de 2022

Ventajas de Hacer Preguntas y Cómo Formularlas Adecuadamente

¿Qué tal te llevas con las preguntas? Y la cuestión no es baladí, porque hacer preguntas es una herramienta imprescindible en la comunicación, y no sólo eso, además son las que nos proporcionan información importante y contribuyen a nuestro aprendizaje. Sin formularlas es imposible relacionarse con los demás, ni en el terreno personal ni en el laboral.


Pero como cualquier instrumento de comunicación, es fundamental conocerlo y saber cómo emplearlo adecuadamente.


En este post quiero compartir contigo cuál es mi punto de vista sobre las ventajas de hacer preguntas, los principales tipos y cómo hacerlas de forma eficiente. ¿Me acompañas?


Ventajas de hacer preguntas y cómo formularlas adecuadamente


Ventajas 

 

La comunicación será más eficiente.
 
 

El intercambio de información con tu interlocutor será más segura y eficaz.
 
 

Aprenderás más y mejor.
 
 

Construirás relaciones personales y profesionales más sólidas.
 
 

Podrás responder a las necesidades reales de la persona que tienes delante.
 
 

Son útiles a la hora de involucrar al otro y también de invitarle a reflexionar. 


Persona levantando la mano para preguntar


Tipos de preguntas

 

Aunque hay diversas clasificaciones para las preguntas según el ámbito desde el que se analicen, a continuación comparto contigo la siguiente, que me parece que puede ser interesante.

 

Según el tipo de respuesta que deseamos obtener

 

Preguntas cerradas

 

Son aquellas para las que se requiere una respuesta breve y concisa y que no generan una conversación.

 

Este tipo de preguntas son adecuadas cuando queremos obtener o verificar una información muy concreta, para que el interlocutor se vaya centrando si no es capaz de concentrarse o el tema es complejo, para finalizar una discusión o tomar una decisión.

 

Es mejor evitarlas en la parte central de una conversación, porque pueden entorpecerla o incluso acabar con ella. Por no hablar de los silencios incómodos que pueden provocar.

 

Preguntas abiertas 

 

Son cuestiones que buscan respuestas largas, para saber más acerca de datos, opiniones, ideas o sentimientos. 

 

Utiliza preguntas comenzando con el "qué", "quién", "cuándo", "cómo", "por qué", "para qué"...  También funciona el: "háblame de..." y otras frases similares.

 

Con este tipo de cuestiones lograrás recopilar mucha información (datos, hechos, problemas, opiniones, sentimientos...), además de mejorar la comunicación con el otro, porque a la mayoría de las personas les gusta hablar sobre ellos mismos y sobre lo que les sucede o lo que piensan. Eso sí, aquellos que son muy tímidos o celosos de su intimidad no se sentirán muy cómodos si abusas de este tipo de preguntas. Y tampoco conviene emplearlas en exceso cuando no hay confianza suficiente entre ambos. 

 

Algunas preguntas abiertas pueden ser: ¿en qué puedo ayudarle?, ¿qué opinas tú sobre...?, ¿quién te ha recomendado nuestra empresa?, ¿cuándo comenzaste a interesarte sobre este tema?, ¿cómo has resuelto ese problema hasta ahora? etc. 

 

Signo de interrogación luminoso

 

Preguntas retóricas

 

Aunque se denominen preguntas, no lo son, sino afirmaciones vestidas como tales.

 

Son perfectas para que el otro termine estando de acuerdo con lo que dices o para involucrarle contigo y con tus afirmaciones. Pero también son útiles para invitar a la reflexión o para llamar la atención.

 

Preguntas para guiar la respuesta

 

Preguntas de embudo

 

Es una técnica que consiste en comenzar con preguntas cerradas para ir haciendo preguntas cada vez más abiertas. Aunque también se puede comenzar con una pregunta abierta e ir construyendo el resto a partir de ella. En cualquier caso, es importante que las preguntas se centren en un tema en concreto, aunque conviene terminar con una pregunta cerrada, terminando la conversación o pasando al siguiente asunto.

 

Esta técnica es muy útil para generar confianza en la otra persona, para captar su atención, para demostrarle interés, para conseguir una información específica e incluso para calmar a un cliente enfadado.   

 

Preguntas de seguimiento

 

Es un tipo de cuestiones muy útil a la hora de averiguar lo que la persona no quiere contar, aclarar información, para asegurarse de que se ha comprendido lo que el otro ha dicho, para verificar que lo el interlocutor ha manifestado es verdadero...

 

Puedes preguntar: ¿por qué piensas eso?, ¿qué te lleva a afirmar algo así?, ¿me puedes ampliar tu visión del tema?, ¿me podrías contar más?, incluso puedes pedir que te pongan un ejemplo de lo que te está contando.  

 

Preguntas capciosas

 

Son las que menos me agradan de todas, porque son las que pretenden guiar al otro para que esté inevitablemente de acuerdo contigo o que se alinee con tus ideas o pensamientos. 

 

Son cerradas, para evitar que la otra persona puede responder de otro modo.

 

Estas cuestiones son utilizadas por vendedores agresivos, interrogadores y otras personas que buscan manipular a quien tienen delante.


Hombre tocándose la barbilla y mirando hacia la izquierda y que parece estar pensando

 

Dependiendo del valor que queremos conocer sobre algo o sobre alguien

 

Preguntas cuantitativas

 

Son las orientadas a obtener datos cuantificables. Deben ser muy concretas y breves, para que el interlocutor responda únicamente con la información que se quiere obtener.  

 

Preguntas cualitativas

 

Son las que ayudan a saber más acerca de las características de algo, de lo que supone, de las emociones que produce en la otra persona, de sus necesidades, de su percepción, de sus creencias...


Preguntas imprescindibles en las interacciones sociales


Hay ciertas cuestiones que deben estar presentes en nuestras relaciones sociales y en las que más que la respuesta, importan la propia pregunta.  Estas serían las de cortesía, que es una forma de mostrar interés y amabilidad por el otro. Algunos ejemplos: ¿cómo estás?, ¿qué tal está tu familia?, ¿has llegado bien a casa?, ¿te has encontrado mucho tráfico para llegar?, ¿dónde has comprado ese vestido tan bonito?, ¿cómo eres capaz de hablar tan bien en público?, etc. 


También podríamos encuadrar dentro de este apartado las que tienen por objeto pedir algo. Entre ellas podrían estar: ¿puedo entrar?, ¿tienes un minuto?, ¿me puedes acercar la sal?, ¿tienes hora?...


Cómo hacer preguntas

 

Pregunta aquello que necesites o te interese saber, lo que te haga un bien a ti o a la otra persona, pero no lo hagas únicamente por simple curiosidad, por aburrimiento o por parecer interesante. 

 

Haz preguntas con un objetivo, porque es la única manera de que sean eficaces (e inteligentes).

 

Procura elegir la persona correcta para hacerle la pregunta adecuada.

 

Si preguntas, debes estar dispuesto a escuchar, y a hacerlo de forma activa. 

 

No preguntes para que te respondan lo que quieres escuchar, si lo haces debe ser para que te digan la verdad. 

 

Interroga siempre con educación y con respeto

 

Si tienes que hacer preguntas delicadas, explica cuál es el motivo para ello. Puede marcar la diferencia entre parecer pertinente o fisgón. 


Un montón de signos de interrogación en color blanco y una en color rojo que destaca del resto

 

No interrumpas a alguien al que has preguntado algo. Eso no significa que permitas que la otra persona acapare la conversación y la convierta en un monólogo, sino que le demuestres que estás escuchando y que te interesa su respuesta.

 

Utiliza un lenguaje verbal adecuado para la persona con la que estás conversando. Adáptalo, pues es la única forma de que te entiendan y te presten atención. Por ejemplo, si estás tratando con un cliente profano en cuestiones de tecnología y te dedicas a las TIC, evita utilizar términos propios del sector, porque no comprenderá lo que dices y te percibirá como alguien pedante y poco accesible. 

 

Tu lenguaje corporal debe acompañar a las preguntas: mira a tu interlocutor, muestra interés, utiliza tus ojos y el movimiento de tus cejas, ayúdate de las manos para animar al otro para que siga hablando...

 

El tono de voz también debe estar en sintonía con tus preguntas, cuídalo.

 

Dale tiempo al otro para que responda. Hay personas que requieren más tiempo para reflexionar o para recordar un dato. Y asuntos complejos de los que no se puede hablar a la ligera. 

 

Pregunta, no te quedes con la duda, pero hazlo siempre adecuadamente.



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La primera vez que apareció el post Ventajas de Hacer Preguntas y Cómo Fórmularlas Adecuadamente fue en el blog de Todos Somos Clientes.

 

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