miércoles, 13 de marzo de 2019

Cómo Contribuir a un Mejor Ambiente Laboral

Si buscas en Internet la frase "cómo mejorar el ambiente laboral" encontrarás multitud de artículos al respecto. Claves, trucos, tips y consejos para conseguir una happy company, pero siempre desde el punto de vista de la empresa. Y es cierto, lograr un buen ambiente laboral es responsabilidad de los empresarios, de los directivos y de los líderes de los equipos.


Pero... ¿y de los propios empleados? ¿No somos los trabajadores también responsables de lograr un ambiente laboral saludable? Personalmente creo que es una responsabilidad compartida, porque beneficia a todas las partes.


Una atmósfera de trabajo positiva tiene repercusiones en el bienestar de los trabajadores, pero también en su productividad, en la imagen de la empresa, incluso en sus beneficios.


A continuación quiero darte algunos consejos para que tú también contribuyas a mejorar el ambiente laboral en tu empresa, si es que piensas que lo necesita.


Cómo contribuir a un mejor ambiente laboral


Busca tu propósito


Analiza cuál es el propósito de tu trabajo, así podrás darle el valor y significado que merece.


También es importante que conozcas la razón (o razones) por la que lo haces, y sin engañarte, que hacerse trampas al solitario no funciona nunca. Puede ser que lo hagas para pagar la hipoteca o para mantener a tu familia, por vocación, porque es un paso más para conseguir alcanzar una meta profesional más elevada, por lo que sea, pero es importante no perderlo de vista.


Si vas cada día a trabajar sin saber por qué ni para qué, te desanimarás y tu autoestima caerá en picado, lo que tendrá su reflejo en tus compañeros.


Respeto, respeto y más respeto


Para contribuir a un mejor ambiente laboral es imprescindible que respetes a tu compañeros de trabajo, y también a tus superiores.


También deberías exigir ese mismo respeto para ti mismo, con firmeza, pero manteniendo las formas.


Otra de las cosas que deberías respetar es la jerarquía. En todas las empresas hay una jerarquía, incluso en las que pretenden ser más horizontales en su organización, y para mantener un buen ambiente laboral hay que acatarla. El hecho de obviar categorías y funciones en un grupo de trabajo, como el hecho de puentear a un superior es una garantía de tensiones. Aunque en casos extremos es necesario hacerlo, claro.


Hablando de jerarquías, si es importante acatarlas en sentido ascendente, todavía lo es más cuando se trata de subordinados. El respeto a una persona con una categoría inferior a la nuestra debe ser todavía mayor que en el caso de un igual o un superior.


En cuanto al respeto y las jerarquías, otro de los grados que deberías respetar es la antigüedad. Es muy común que los trabajadores más jóvenes o que llegan nuevos desprecien a los más antiguos, dando por hecho que tienen menos formación y capacidad por ser más mayores o por estar obsoletos... y es un error. Mostrar prepotencia en este sentido (y en todos, si a eso vamos) creará malestar en todo el equipo, por no hablar de que la productividad se verá mermada. Y, por otra parte, alguien que conoce la empresa en profundidad siempre puede enseñarnos algo, ¿verdad?


Habla y deja que hablen los demás


Si tienes algo que decir, habla, no te calles. La comunicación es fundamental para conseguir un buen ambiente de trabajo. Puedes decir (casi) cualquier cosas siempre que lo hagas de una manera educada y respetuosa, incluso lo que no te gusta o conductas denunciables.


Equipo trabajando


Eso sí, te aconsejo que evites temas delicados que puedan llevar a discusiones airadas que luego se enquisten en el grupo como la política, la religión o incluso el fútbol.


Y al igual que tú debes hablar, también es importante que dejes hablar a tus compañeros... y que les escuches, desde luego. La comunicación es una vía de dos direcciones, no un monólogo.


Si surge algún conflicto con tus colegas, te aconsejo que lo hables y lo intentes solucionar desde el primer momento. Cuanto más tiempo lo dejes estar, más se enquistará y más difícil será solventarlo.


Mantén las formas


Utiliza a diario las palabras mágicas: "gracias" y "por favor".


Saluda cuando llegues y despídete cuando te marches del trabajo. Evita las expresiones agresivas e inadecuadas tanto con tus clientes como con tus compañeros.


Fomenta el pensamiento positivo


Sonríe, práctica el pensamiento positivo a diario, no alimentes los comentarios negativos... la negatividad es como una enfermedad contagiosa que se extiende con rapidez y virulencia entre los equipos de trabajo.


Equipo de trabajo unido mostrando la "V" de la victoria formando una estrella de 5 puntas


Y también es conveniente que te alejes de las personas tóxicas que pueda haber en tu círculo laboral. Hablo de esos compañeros negativos por naturaleza, los que ven todo negro, los que se quejan por todo, los que siempre están de mal humor, los criticones... Aunque no te lo parezca, te acabarán contagiando a ti y a los que te rodean, enrareciendo el ambiente de trabajo sin saber ni cómo ni porqué.


Refuerza a tus compañeros


Demuestra tu respeto y admiración por tus compañeros de manera explícita. No pierdas la oportunidad de darles la enhorabuena por sus éxitos o reconocer sus capacidades.


No se trata de hacer la pelota a nadie, sino de verbalizar lo positivo de las personas que te rodean. Si te centras únicamente en los fallos, crearás un mal ambiente entre tus colegas, porque se sentirán despreciados y humillados.


Demuestra gratitud


Si alguien hace algo por ti, no te olvides de darle las gracias. Incluso aunque sea su obligación, no está de más agradecer una ayuda o un trabajo bien hecho.


Apuesta por la motivación


Intenta ser un motor para tus compañeros, no un lastre.


Mujer enseñando a sus compañeros la palabra "inspire" en su portátil


Para motivar a los demás, también debes motivarte a ti mismo, así que aplícate la frase de Zig Ziglar: "La gente suele decir que la motivación no dura. Bueno, tampoco lo hace el baño, por eso se recomienda hacerlo a diario".
 

Celebra los éxitos


Tanto los obtenidos a título personal como los que consiga el equipo del que formas parte o incluso los generales de la empresa.


No te lleves los problemas al trabajo


Del mismo modo que no deberías llevarte los problemas del trabajo a tu casa, tampoco deberías hacerlo al contrario.


Tus clientes, tus compañeros o incluso tu jefe no tienen por qué pagar tus discusiones con tus hijos o con tu cónyuge. No compartimentar la vida personal y la profesional acaba convirtiéndose en un círculo vicioso del que es difícil escapar. Te enfadas en casa y trasladas ese enojo a tus compañeros. Ellos también se disgustan y se crea un mal ambiente de trabajo que te afecta a ti. Como estás enfadado de nuevo, te lo llevas a casa y lo pagas con tu familia o tus amigos. Como estás molesto en casa... cuando vuelves al trabajo todo empieza de nuevo.


Compañeros de trabajo dándose la espalda mientras escriben en sus portátiles


Deja espacio para la diversión y la interacción fuera del trabajo


No todo va a ser trabajo y seriedad. Procura que de vez en cuando tú y tu equipo tengáis un rato de diversión. Puede ser implantar una comida con todos los compañeros los viernes, tomarse algo al salir del trabajo cuando surja la oportunidad, hacer alguna actividad al aire libre un fin de semana... no hace falta que seáis amigos íntimos, pero sí que establezcáis ciertos lazos personales que refuercen los profesionales.


No te quejes continuamente


Puede que tu trabajo sea duro, que no estés bien pagado, que tengas un jefe insoportable, que llueva, que haga calor o que haga frío, que tu equipo haya perdido el último partido, que tus clientes sean especialitos a veces... pero nada de eso justifica que te estés quejando continuamente.


Las quejas continuas desaniman a las personas que te rodean, además de desmotivarte a ti mismo. Y no solucionan nada, créeme.


Si el motivo por el que te quejas tiene solución, procura resolverlo; si no la tiene, aparta lo que te molesta y sigue tu camino. Un truco para hacerlo es seguir la técnica de Scarlett O'Hara en "Lo que el viento se llevó": "No pensaré en ello ahora, pensaré en ello mañana".


Dile no a la procrastinación, tanto la propia como la ajena


Dejar las tareas que menos nos gustan para más tarde, que suelen ser las más laboriosas y tediosas, es una traba para uno mismo y para quienes le rodean. Si las tareas importantes quedan sin hacer, es probable que los compañeros se vean obligados a hacer su trabajo y el del compañero procrastinador, con el consiguiente malestar. Los resultados del equipo también se pueden ver afectados, lo que redundará en perjuicio de sus integrantes, incluso de manera económica si la empresa penaliza el hecho de no alcanzar objetivos. En empresas muy pequeñas, incluso se puede poner en riesgo su viabilidad. Por eso es importante huir de la procrastinación y la pereza como de la peste.


Equipo trabajando


Y del mismo modo en que no hay que dejar tareas sin hacer, tampoco hay que consentir que lo hagan los demás. Evita siempre que puedas sacarle las castañas del fuego a un compañero vago, empujándole a que cumpla con su obligación. Si entras en la dinámica de hacer su trabajo, al final te irá cargando con más y más tareas que impedirán que hagas correctamente el tuyo... y el suyo. Por no hablar de que cada vez te sentirás más agobiado y enfadado, de modo que lo acabarás pagando con tus compañeros y con tus clientes. Para este caso hay un refrán muy apropiado: "mejor una vez colorado que ciento amarillo".


Acepta lo que no puedes cambiar


En algunos casos el trabajo o los compañeros no serán lo que tú deseas. Puede que tu remuneración no sea la que mereces y que no haya posibilidad de que mejore en un futuro próximo. Que tu carga de trabajo sea mucha, que no te sientas reconocido o que tus superiores fomenten el malestar o las injusticias. Incluso que haya colegas realmente insoportables y con los que no hay forma humana de simpatizar. Si hay circunstancias que no puedes cambiar, acéptalas y sigue adelante sin dejar que te afecten (demasiado). Y si es posible mejorarlas desde tu pequeña parcela dentro de la empresa, hazlo sin dudar.


¿Qué opinas de estos consejos? ¿Podrías aplicarlos en tu empresa? ¿Tienes alguna experiencia personal al respecto? Si te apetece, comparte con nosotros tus opiniones en el apartado de comentarios.




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La primera vez que apareció el post Cómo Contribuir a un Mejor Ambiente Laboral fue en el blog de Todos Somos Clientes. 


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