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miércoles, 16 de marzo de 2022

Cómo Defenderte de la Publicidad Engañosa

La publicidad es algo inevitable. De hecho ahora es más difícil que nunca esquivarla, porque los medios por los que nos llega son más numerosos y cada vez es más sofisticada (y persistente). Y no me entiendas mal, creo que es necesaria tanto para las marcas como para los consumidores. Para las primeras es vital si quieren que sus productos o servicios se conozcan y se adquieran. También es de provecho para los consumidores, porque pueden tener información sobre lo que venden las marcas y que pueden serles de interés. Y no me puedo olvidar de lo importante que es para agencias y medios, para los que la publicidad es su negocio.


El problema llega cuando las marcas emplean los anuncios y promociones de manera engañosa y desleal.


Para contrarrestar esas malas prácticas, quiero compartir contigo algunos consejos para defenderte de la publicidad engañosa

 

Cómo defenderte de la publicidad engañosa


Qué es

 

Es la publicidad que restringe, falsea o distorsiona la información que ofrece al consumidor con la única finalidad de vender más. 

 

Consejos para defenderte de la publicidad engañosa

 

Cuidado con la letra pequeña, porque cuando aparece, lo más probable es que pretendan engañarte de algún modo. De esta forma no podrás decir que no te facilitan toda la información y todas las condiciones, pero sí que te será muy difícil leerlas. Lo habitual es que en este caso se combine una tipografía muy pequeña y que el color se distinga muy poco del fondo. 

 

Si se trata de un anuncio de TV o en Internet, a la tipografía y el color casi ilegibles, se le añadirá una dificultad más, puesto que te la mostrarán en la pantalla apenas unos instantes o pasará a una velocidad de vértigo. 

 

En estos casos, te aconsejo que intentes conseguir las condiciones del producto o de la promoción por otra vía para poderlas leer bien. Otra opción es intentar copiar el texto del original y luego copiarlo en un documento de tu procesador de textos y cambiar la fuente hasta que sea legible. También puedes pedirle al proveedor que te proporcione la información de modo que puedas leerla y comprenderla sin problemas. Si se niega a hacerlo, es mejor que desistas de la compra, porque probablemente haya mala fe por parte del vendedor. 


Otro de los engaños más habituales es que el precio inicial sobre el que hacen un descuento sea mucho mayor que el que tendría realmente, para que el producto o el servicio sean (casi) irresistibles para el consumidor. Si te dicen que un smartphone costaba antes 999 euros y ahora 250 euros, te parecerá una ganga, aunque no haya llegado jamás a costar esos 999 euros. Antes de comprar, compara precios en otras tiendas. 

 

Carteles de promoción en un lineal de supermercado

 

Cuidado con los precios desde, porque pueden salirte muy caros. El importe que aparece en la oferta suele ser el más bajo, pero tiene truco: puede que sea el que se aplica a la compra de un gran número de unidades, que sea para el artículo más bajo de la gama, que no incluya determinados complementos o servicios imprescindibles y que hay que adquirir a parte...

 

En las compras on-line, fíjate bien en los gastos de envío. En muchos casos el envío gratuito está supeditado a una compra mínima, cuyo importe puede ser alto. 

 

Si te prometen un cupón de descuento por compras superiores a una determinada cantidad, comprueba cuáles son las condiciones para utilizarlo: plazo para usarlo, importe mínimo de la siguiente compra, restricciones de productos o servicios... No siempre es oro todo lo que reluce.

 

Los precios que se ofrecen al consumidor final deben incluir el IVA. O al menos tiene que estar indicado claramente que no lo incluye. 

 

Ten en cuenta que hay ofertas que sirven de gancho para que acudas a las tiendas a por un artículo que tiene un precio sumamente atractivo para sus características. Normalmente en letra pequeña se indica que la promoción es hasta finalizar existencias. Y, qué casualidad, siempre se han agotado cuando llegues al establecimiento, aunque tienen otros productos que pueden ofrecerte y que (supuestamente) son tan buenos como el que está agotado... Si lo que te ofrecen como sustituto no responde a tus necesidades y a tus expectativas, no lo compres simplemente porque te has desplazado a la tienda. 


No te dejes llevar por uno de los trucos más viejos (y que mejor funcionan): el de la oferta por tiempo un tiempo limitado. Es una manera de que compres algo de forma compulsiva, sin darte tiempo a analizar si es adecuado para ti y que es realmente interesante desde el punto de vista objetivo. 

 

En la misma línea que el anterior va el de ofrecer un número limitado de unidades en stock. Es otro modo de apremiarte para que compres más rápido e incluso más cantidad de la que realmente te hace falta. 

 

Letras de colores formando la palabra "Sale" y una bolsa


Ante los packs y formatos de ahorro o familiares, párate y analiza. Saca tu calculadora y comprueba si realmente son más baratos que los formatos normales, porque te puedes llevar más de una sorpresa. Te pongo un ejemplo: bricks de caldo de pollo en un hipermercado. En varias ocasiones, sale más barato comprándolos por unidad que en los packs de ahorro de 2 o incluso de 4 unidades. 

 

Si te encuentras con un pack de edición limitada o de regalo en el que, además del artículo principal, te ofrecen un bonito embalaje y otros productos de regalo, ten un poco de picardía. Si los regalos realmente no te sirven de nada y tienen un valor inapreciable (algo muy frecuente), comprueba el precio del mismo producto sin el pack. Si es más barato, opta por lo más simple. Incluso si vas a regalárselo a alguien, merece la pena hacerse con una bonita caja (o bolsa, o cesta...), comprar algún detalle extra por separado que complete el obsequio. Esto es muy habitual con los perfumes y cosméticos y con ciertos artículos de alimentación. ¿A quién no le han tentado con la edición de Navidad de su perfume favorito que incluye el frasco, un neceser y un perfumador? Y finalmente el neceser terminará por ser uno más de todos los que llenan un cajón del baño y que nunca jamás usarás; mientras que el perfumador acabará en la basura porque el tapón no cierra bien. Y todo eso habiendo pagado un 15% más por el frasco de perfume.


Ten mucho cuidado con las pruebas gratuitas en las que te requieren que introduzcas tu tarjeta de crédito. Estas pruebas suelen poderse disfrutar durante un período concreto, y una vez que finaliza puedes hacer dos cosas: darte de baja o continuar utilizando el servicio o el producto pagando lo que corresponda. En el mejor de los casos, puede que seas tú el que se olvide de cancelar el período de prueba, de forma de te suscribirás automáticamente sin apenas haberte dado cuenta. En otros casos habrá mala fe por parte del proveedor que puede no darse por aludido si quieres anular la suscripción tras finalizar el período de prueba, cobrándote puntualmente mes a mes, a pesar de tus quejas. 


Muéstrate saludablemente escéptico con las afirmaciones que no se puedan probar. "Satisfacción garantizada", "Eficacia probada", "Nos eligen 8 de cada 10 consumidores", "Científicamente probado"... Si no hay un estudio refrendado por organizaciones independientes y cuyos resultados sean accesibles al público en general, esas aseveraciones sonarán muy bien, pero es probable que sean engañosas. 

 

Televisor vintage

 

Afila tu escepticismo en el caso de los productos relacionados con la alimentación o la cosmética, porque en ellos abundan las afirmaciones artificiosas, cuando no manifiestamente falsas. La mejor forma de combatirlas es leer cuidadosamente las etiquetas e interpretarlas correctamente. Si tienes alguna duda, busca información sobre ingredientes y principios activos en webs de fuentes fiables.

 

Utiliza el sentido común a la hora de interpretar las etiquetas de los alimentos. Si te prometen que un brik de leche de vaca no tiene gluten, es algo más que una obviedad, la leche no tiene gluten, pero el mero hecho de mencionarlo pretende transmitir la idea de que la marca cuida la salud de todos y que ofrece productos con un plus de seguridad y calidad. E incluso el famoso semáforo nutricional marca como saludables productos que no lo son, y otros que lo son los marca como poco recomendables, como el aceite de oliva virgen extra. 

 

Defiéndete de la publicidad engañosa, estás en todo tu derecho.


 

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La primera vez que apareció el post Cómo Defenderte de la Publicidad Engañosa fue en el blog de Todos Somos Clientes

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