¿Los emails que envías terminan siendo considerados como spam? Si es así, te resultará frustrante... y catastrófico tanto en el terreno profesional como personal.
Y es que cada vez es más fácil que los correos electrónicos acaben en la temida bandeja de spam. Los motivos son de lo más sencillo:
- Los filtros de spam cada vez son más eficientes y rigurosos.
- Los usuarios están saturados de emails, tanto deseados como no deseados, por lo que son menos proclives a aceptar cualquier envío que llegue a sus saturadas bandejas.
Para que tus emails no terminan catalogados como spam y que lleguen realmente a sus destinatarios, en este post te damos algunos trucos para evitarlo.
¿Cómo te identificas?
▣ Procura que tu dirección de email sea identificable contigo o con tu marca. También es conveniente que sea legible, es decir, que no sea maremágnum de letras sin sentido. Tampoco que haya muchos números.
▣ Elige un proveedor distribución de correo electrónico confiable (en el caso de empresas o profesionales que hagan email marketing). Si la dirección IP del que proviene el email ha sido denunciada como fuente de spam, el filtro antispam del receptor marcará tu correo como no deseado simplemente porque el proveedor está asociado con ese tipo de prácticas.
▣ Autentica tu correo electrónico para que los proveedores de servicios de Internet (ISP) los cataloguen como spam. Puedes hacerlo con diferentes métodos: DKIM (Domain Keys o Correo Identificado con Claves de Dominio, que permite controlar los registros DNS que proporcionan los emails), SPF (Marco o Convenio de Políticas del Remitente, facilita al ISP ciertos datos con cada correo, si no coinciden o si el origen no es el declarado no llegará siquiera a enviarse), DMARC (requiere la autenticación tanto de DKIM como de SPF) o Sender ID (Microsoft, autentica cada correo del emisor con un usuario y una contraseña que se deben verificar).
Cumple la normativa
▣ Cumple escrupulosamente con el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), en caso de que estés establecido en la UE y que envíes correo dentro de ella y/o la ley de privacidad aplicable en tu territorio.
La salud y calidad de tus contactos
▣ Mantén tus listas de correo saludables. Eso quiere decir que las nutras
únicamente con contactos válidos y legítimos, que no las compres de
forma irresponsable, que compruebes si los emails se abren o no y que
elimines inmediatamente aquellos contactos que ya no sean válidos.
▣ Pide permiso para enviar correos electrónicos a tus contactos. No hay forma más fácil de que tus comunicaciones terminen en la bandeja de spam si no han sido solicitados. Incluso si pasan los filtros, probablemente si el remitente no es conocido y el asunto implica un contenido que no interesa, el receptor lo marcará como no deseado sin abrirlo.
▣ Permite a tus suscriptores que elijan la frecuencia con las que les enviarás comunicaciones.
▣ Facilita que tus suscriptores puedan darse de baja de forma sencilla. No significa que les invites a hacerlo, desde luego, pero sí que puedan salir de tu lista de contactos cuando ya no les interese lo que les envíes.
▣ Pídele a tus suscriptores y/o contactos que incluyan tu dirección de correo en su libreta de direcciones o lista blanca. De esa forma tu email será considerado como confiable y podrá pasar los filtros antispam.
▣ Cuando envíes tu primer correo, puedes hacer una llamada telefónica o enviar un mensaje instantáneo para comprobar si ha llegado al remitente. Esto no es recomendable si se trata de newsletters, porque el suscriptor puede percibirlo casi como acoso. Y tampoco podrás hacer la comprobación si no dispones de otra forma de contacto que no sea el correo.
▣ En caso de que esa primera comunicación provenga de una conversación telefónica con la otra persona, pídele con prudencia y corrección que te envíe un correo confirmándote de que le ha llegado sin problemas y que no ha terminado en la bandeja de spam.
La redacción y el contenido
▣ Redacta cuidadosamente el correo electrónico. Cuida la ortografía, la gramática y la presentación. Hay muchos receptores que marcan como spam aquellos que no mantienen unos mínimos de corrección. Es muy frecuente que el spam y las estafas que se reciben por email estén plagado de fallos en la redacción, por lo que el resto, aunque sean legítimos, terminan siendo rechazados por asociación.
▣ Ten mucho cuidado a la hora de redactar la línea de asunto. Si bien no debes engañar en la descripción, es importante que evites palabras que puedan hacer sonar las alarmas de los filtros de spam o del usuario, si es que consigues pasar el cribado inicial. ¿A que tú también has borrado sin abrir correos en los que aparecían las palabras oferta o descuento? ¿O en los que todas las palabras estaban escritas en mayúsculas o con exceso de signos de exclamación o interrogación?
▣ Crea contenidos honestos y de calidad, no sólo para evitar que te cataloguen como spammer, también para que tanto tu marca profesional como la personal no se resientan.
Los adjuntos
▣ Evita adjuntar archivos con ejecutables (.exe o .swf) y los documentos que puedan llevar macros (.zip, .doc o .xls, salvo que se hayan solicitado expresamente), porque es casi seguro que terminarás catalogado como correo no deseado. Los .jpg, .gif, .png, o .pdf no suelen ser problemáticos.
▣ Los adjuntos muy extensos también pueden ser considerados como spam.
▣ Hay herramientas para verificar si los correos que envíes pueden terminar en la bandeja de spam. Algunas de ellas: Emailable, Mail-Tester, IsNotSpam o GlockApps por ejemplo.
Y si todo ha fallado...
▣ Si tu correo, a pesar de tus desvelos, ha terminado en una lista negra, averigua qué sitio te ha agregado allí e infórmate acerca de cómo solicitar que la eliminen de ella.
Espero que estos consejos contribuyan a que tus correos electrónicos no terminen nunca en la bandeja de spam.
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La primera vez que apareció el post Evita que tus Emails Terminen en la Bandeja de Spam fue en el blog de Todos Somos Clientes.
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