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miércoles, 14 de abril de 2021

Qué Riesgos Corres Si Facilitas Demasiada Información en Internet

A la mayoría de nosotros nos molesta que otros curioseen en nuestra vida privada. Nos quejamos de que nuestros padres (o nuestros hijos) quieran controlarnos. Odiamos que nuestros compañeros/cuñados quieran fiscalizar hasta la más pequeña decisión que tomamos. Nos fastidian los vecinos a los que les gusta más una mirilla o una ventana que una serie de Netflix. 

 

Nos encanta mantener a salvo nuestra privacidad y nuestra intimidad. Pero... ¿por qué entonces compartimos todo tipo de información, incluso la más delicada, en Internet? Porque lo hacemos (casi) todos.

 

Y esa forma despreocupada de facilitar información a diestro y siniestro no sólo pone en riesgo nuestra privacidad y nuestra intimidad (esa que no quieres compartir off line bajo ningún concepto), también pone en peligro tu dinero y tu seguridad personal. 

 

Si quieres saber más acerca de las consecuencias de compartir demasiada información en Internet, te invito a que continúes leyendo. 


Qué riesgos corres si facilitas demasiada información en Internet


Qué consecuencias puede tener el hecho de compartir demasiada información


Tu información personal es muy valiosa para las empresas, puesto que la van a utilizar para venderte más y mejor. Con ella son capaces de elaborar perfiles sumamente certeros: edad, género, poder adquisitivo, ubicación geográfica, hábitos de compra, gustos personales... Y eso no tiene nada que ver con lo que suelen alegar (mejorar la experiencia de compra, presentar productos más interesantes...), sino de venderte la moto.

 

Los expertos en ingeniería social utilizan esa información para manipular a los incautos usuarios. Cada dato, cada perfil que se sigue, cada like, cada comentario, todo ello ayuda a perfilar al usuario... y a dirigirle hacia donde les interesa.

 

Tus datos también son de lo más útiles para los ciberdelincuentes. Los utilizan para fines tan peligrosos para ti y tu seguridad como:


  • Robo de tu dinero o de tu casa.
  • Pueden acceder a tu cuenta corriente, usar o pedir en tu nombre tarjetas, solicitar créditos...
  • Usurpación de identidad.
  • Pueden reconstruir tu identidad juntando las piezas que poco a poco vas dejando en línea.
  • Acoso.
  • Extorsión.
  • Ataques y secuestros.


Cibercriminal semiescondido detrás de una máscara

 

Información que no deberías compartir, salvo cuando sea estrictamente necesario


Evita compartir el número de tu DNI, pasaporte o NIE cuando no sea absolutamente necesario. Y en la mayor parte de los casos no lo es. Por sí mismo tu identificación informa de tu nombre, de tus apellidos, de tu edad, de tu domicilio... ¿te imaginas la cantidad de cosas (malas) que se pueden hacer con esos datos? Y si además le sumas otra información que hayas proporcionado empeora, créeme.

 

Tampoco se debe compartir el número de la Seguridad Social o de la sociedad médica con la que trabajes. Esta información se puede usar para cometer todo tipo de delitos, también para hacerse pasar por ti y aprovecharse de tus coberturas.

 

No facilites tu teléfono a cualquiera. Ni el fijo, ni el móvil. Ambos datos pueden usarse de tal modo que te perjudiquen. En el mejor de los casos a quien se lo facilites puede usarlo para venderte sus productos cuando lo desee, o incluso puede cedérselo a otros (muchos) para que hagan lo mismo. ¿O no te has preguntado por qué te llaman tantos teleoperadores para darte la tabarra a cualquiera hora? También puede emplear el teléfono fijo para comprobar si estás en casa. O para completar tu perfil si quieren suplantar la identidad. O para acosarte.

 

Si tienes que proporcionar tu número de teléfono con frecuencia cuando haces compras on-line o cuando trabajas con ciertos servicios, puedes usar dos números. Procura que el móvil que uses para este fin no tenga la geolocalización activada, incluso que no tenga ni Internet. 

 

Tampoco des sin ton ni son tu dirección de correo electrónico en sitios web o aplicaciones poco fiables. Mi consejo es que para esos casos te crees una dirección de email gratuita para ellos. Así evitarás spam, correos maliciosos y otros ataques en tus cuentas principales. Es fundamental que manejes esta cuenta secundaria con mucho cuidado, que no abras correos extraños, que no sigas enlaces sospechosos, que revises cuidadosamente cada correo que te llegue, que seas paranoico por definición con todo lo que te llegue... Ni te imaginas lo útil que es este truco.

 

Aunque es obvio, es importante recordar que no se deben proporcionar números de cuenta corriente o de tarjetas de crédito en lugares no seguros. Esto es aplicable a las páginas web no seguras, a las aplicaciones que no deban tener esos datos y que sean potencialmente peligrosas, a cuentas de mensajería instantánea no verificadas, en redes sociales, etc. Esa información puede llevar a los delincuentes a hacerse fácilmente con tu dinero. Ojo con ello.

 

Documentos confidenciales

 

También hay otro tipo de información que no parece tan delicada a primera vista, pero que sí que lo es cómo datos de tu vehículo (matricula, modelo, año de fabricación...), pólizas de seguros, etc.

 

Evita compartir sin necesidad información laboral. Es muy útil para personas que quieran suplantar tu identidad, para estafarte si estás buscando empleo, etc.

 

No facilites tu ubicación si no es necesario. Nadie tiene porqué saber dónde estás en cada momento. Las empresas lo pueden usar para conocer tus hábitos de vida y consumo para utilizarlos en su beneficio. Los criminales los emplearán para saber cuándo no estás en casa y poder hacer de las suyas O para acosarte o atacarte, porque saben dónde y cuándo hacerlo.


Hay información que se solicita (redes sociales, apps, retos virales...) o que se comparte de forma voluntaria que puede parecer inofensiva y no lo es en absoluto. Un ejemplo: el nombre de tu mascota o la ciudad en la que naciste suelen ser la respuesta a preguntas de seguridad de muchos servicios en línea. 

 

El nombre de tus hijos o de tu pareja pueden informar de tus contraseñas o incluso servir a los delincuentes que se dedican a los falsos secuestros virtuales. Sí, esos en los que te llaman a casa y te dicen que tienen a tu hijo, dándote su nombre y apellidos.

 

Hombre delante de una pantalla del ordenador


También hay otros datos que se pueden utilizar para averiguar las contraseñas de muchas personas: equipo de fútbol, vehículo (modelo o matrícula), escuela o universidad en la que se ha estudiado, libros que te han marcado, comida o bebida favorita, etc.

 

Las fotos pueden ponerte en riesgo a ti y a las personas que aparezcan en ellas. Pueden usarse para usurpar tu identidad, entre otras cosas. También pueden emplearse para rastrear dónde y con quiénes estás, qué haces, qué lugares suelen visitar, etc. Y estoy hablando únicamente de fotos inofensivas. 

 

Si ya se trata de fotos más comprometidas, los malos puede usarlas para acosarte o extorsionarte. Y los buenos, los reclutadores, pueden ver en esas fotos delicadas la razón perfecta para sacarte ipso facto de un proceso de selección. 

 

Y mucho ojo con las fotos de tus hijos, sobrinos, nietos o de otros niños, porque los pederastas y pedófilos pueden usarlas para traficar con ellas. O peor todavía, para localizarles en persona. Las fotos llevan metadatos, con lo que se puede obtener mucha información, incluso dónde y cuándo se ha tomado. Si a eso se le añaden otros datos como el nombre del niño, es una forma de ponérselo más fácil a esos depravados si se quieren acercar al pequeño para ganarse su confianza.

 

La información controvertida de sesgo político o religioso, la de tipo sexual o cualquiera potencialmente delicada, puede ponértelo difícil con tus futuros empleadores.

 

Por favor, antes de compartir información en Internet, valora si es realmente necesario y las consecuencias que puede tener para ti.

 


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La primera vez que apareció el post Qué Riesgos Corres Si Facilitas Demasiada Información en Internet fue en el blog de Todos Somos Clientes

 

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