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jueves, 28 de noviembre de 2013

¿Muletillas?, No Gracias

muletas
¿Usas muletillas para "apoyarte"?
Las muletillas son un defecto del que no nos libramos casi nadie. En algunos casos llegan a ser una seña de identidad casi inseparable de quien la utiliza pero, en la mayoría de las ocasiones, llegan a ser sumamente molestas y crean ruido en el mensaje que se quiere transmitir. Quién no ha ido haciendo recuento de "vales", "ya te digos" u "oseas" mientras hablaba con alguien y ha dejado de prestar atención lo que decía, porque era más acuciante saber cómo iba a terminar el marcador de muletillas que escuchar su discurso. 


Conozcamos un poco más el curioso mundo de los latiguillos, sus causas y cómo evitarlos.


Causas


Las causas de estos automatismos verbales son muy variadas y pueden darse de forma simultánea:

  • Falta de vocabulario.
  • Desconocimiento del tema a tratar.
  • Hábitos adquiridos, muchas veces a nuestro pesar (no hay más que ver los "te das cuen" o los "si hay que ir se va..." que nos han contagiado).
  • Nerviosismo.
  • Falta de seguridad y autoestima.
  • Timidez
  • Falta de concentración.
  • Fatiga.

¿Cómo evitar entonces esos latiguillos?

 
sala de reuniones
La "muletillofilia" puede crearte una mala imagen profesional
1.- Como si de una enfermedad se tratase, la muletillofilia hay que diagnosticarla primero y tratarla después. Es importante que detectes cuáles son tus latiguillos personales, así te pondrás poner manos a la obra para eliminarlos o atenuarlos. Si no sabes bien cuáles son tus tics verbales, no seas tímido y pregúntale a los demás. 

2.- Otro de los consejos habituales es que te grabes, aunque es un método que no siempre se puede poner en práctica: falta de logística, de oportunidad...

3.- Ensaya. Te permitirá preparar el discurso (incluso los imprevistos) y te aportará un plus extra de seguridad

4.- Evita los nervios. Algunos trucos: visualízate hablando de forma clara y sin bordones, llega con tiempo al lugar donde vas a hablar, prepara el material que vayas a necesitar cuidadosamente y con antelación, haz unas cuantas respiraciones profundas antes de comenzar tu discurso, bebe unos cuantos sorbos de agua para que no se te seque la boca, etc.

5.- Piensa antes de hablar, es la mejor manera de evitar los ripios.

6.- Presta atención a lo que dices, no hables por hablar.

7.- Busca la máxima precisión en el lenguaje, así evitarás las vaguedades y las abstracciones, que llevan irremisiblemente al uso de muletillas. Esta precisión se nutre de tres fuentes principales: la primera, el consejo anterior, porque pensar dos veces (o más) antes de expresarnos nos ayuda a ser más exactos en el lenguaje; la segunda es leer mucho; la tercera es escuchar con atención a los demás para aprender todo lo que podamos.

8.- Utiliza el diccionario de términos y de sinónimos con frecuencia, eso enriquecerá tu vocabulario. Y te ayudará con eso de la precisión.

9.- Procura hablar más despacio, así te dará tiempo a pensar y a buscar los términos exactos que describen tu mensaje.

señora mayor con baston
Cambia tu "bastón" por silencios
10.- Cambia las muletillas por silencios. No sólo te ayudarán a eliminar los latiguillos, además mejorarán tu capacidad de comunicación. El silencio sirve para enfatizar, puntuar, crear expectación...

11.- Si no sabes qué decir, confiésalo; es mejor que reconozcas que no sabes qué decir o cómo expresarlo y evitar un rosario de estribillos.

12.- Si no conoces en profundidad el tema del que vas a hablar, lo más seguro es que dudes y saques todo tu arsenal de tics verbales, así que prepáratelo a conciencia. Te dará más seguridad a la hora de hablar y el discurso fluirá sin complicaciones.


Pero también tienen su cara buena...

 
Las muletillasTambién pueden ser positivas, siempre que se utilicen voluntariamente para comprobar el feedback de nuestro mensaje, para mantener el interés o para buscar una cierta complicidad con nuestro auditorio.

 
Y, por supuesto, cuando también las utilizamos con mesura (y consciencia) para construir nuestra identidad como comunicadores.

 
Una recopilación curiosa

 
Aquí tienes una muestra de algunas de las cantinelas más comunes:

 
¿vale? ¿me entiendes? ¿me explico? ¿no? ¿sí? ¿viste? ¿ves? ¿verdad? ¿está claro? ¿sabes lo que te quiero decir? Ok, pues, pues sí, puesto que, entonces, ya que, es decir, así que, bueno, por supuesto, esto, éste, o sea, digo yo, digamos, ya te digo, dicho lo cual, claro, básicamente, literalmente, naturalmente, francamente, sinceramente, claramente, como tú sabes, eh, ah, mmm...

 
¿Cuál es la tuya?

 
Para finalizar, te dejo un enlace a un vídeo genial sobre las muletillas de Camera Café. Que lo disfrutes.


Si no puedes visualizar el vídeo, por favor pincha en este enlace. (4:30)

domingo, 24 de noviembre de 2013

¿Señora o señorita?


En el mundo empresarial, todas deberíamos ser señoras. Y no lo digo en el sentido de ser damas, porque eso lo doy por hecho. Me refiero a la utilización del señora o del señorita.


novios playmobil
¿Señora = casada?
Antes se consideraba señora a aquella que estaba casada y, señorita, a la que aún no había pasado por el altar.


Después, se comenzó a utilizar el tratamiento señorita, para referirse tanto a las solteras como a las mujeres más jovencitas. Y eso empeoró mucho las cosas, porque el que nos llamasen señora era el signo de que las primeras arrugas, las primeras canas o ambas, habían hecho su aparición.


señora mayorY, posiblemente por este hecho, se pasó a "señoritear" a toda mujer menor de.... digamos 70. Y no sólo por parte de los hombres, la "señoritafilia" también ha sido y es cosa femenina.


Si esto pudiese resultar discriminatorio en el aspecto social (que personalmente creo que lo es), lo es mucho más aún en el mundo empresarial. ¿Os imagináis a alguien llamando señorito Botín a don Emilio (léase el amo del calabozo del Santander)? ¿O a Arturo Pérez Reverte (no me perdería por nada del mundo su acerada respuesta) ? ¿O a Mr. Higgs y su bosón?
 
grupo presentándose 
Hay muchas mujeres, entre las que me encuentro y no me considero feminista en absoluto, a las que nos molesta que nos llamen señorita (he llegado a oír incluso la expresión chica) en el entorno laboral; por muchos y variados motivos: desigualdad, paternalismo, displicencia... Es como la costumbre de ambos géneros de dar la mano a los caballeros y dos besos a las señoras, ¿por qué? ¿Es que nosotras siempre estamos en modo súper-amiga-del-alma con todo el mundo aunque seamos la consejera delegada en medio de una reunión con la plana mayor de la empresa?


Tengan (o tengamos) razón o no en este planteamiento, es conveniente evitar el famoso señorita, porque puede constituir la primera barrera en la comunicación con esa persona; una forma de comenzar una relación laboral con mal pie. ¿Y por qué hacerlo si se puede evitar fácilmente?


mujeres trabajadorasPara no equivocarse en este sentido hay dos fórmulas: señora o, mucho más elegante, el propio nombre de la persona. La palabra que mejor suena a los oídos de cualquiera es su nombre, ¿por qué desperdiciar entonces la oportunidad de agradar a nuestra interlocutora utilizando un señorita a destiempo?


Una de las excepciones al respecto, es utilizar el señorita para dirigirse a mujeres que nos están prestando un servicio: dependientas, recepcionistas, teleoperadoras, enfermeras, etc. Aunque con los cartelitos que suelen llevar en las solapas las dependientas y recepcionistas o con las presentaciones iniciales de las teleoperadoras, dirigirse a ellas por su nombre cada vez es más fácil.


Y, ojo, porque el señorita es, en ocasiones, una muletilla fácil que nos ahorra prestar atención al nombre de alguien o recordarlo; que incluso utilizamos entre nosotras.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Casos de Éxito: Dependienta de Congelados

seccion de congeladosHoy os traigo un nuevo caso de éxito en atención al cliente. En este caso no se trata del comercio en sí, una sucursal de una cadena de venta de alimentos congelados, se trata de una de sus dependientas.


¿Por qué no se centra en el comercio y sí en una de sus empleadas? Es bien sencillo, porque la cadena realiza su cometido dignamente, pero sin ir más allá. Y ya sabéis eso de que al cliente hay que darle más de lo que espera para que esté satisfecho. Los concursos, los regalos de fidelización o las recetas gratis están bien, pero hace falta un esfuerzo extra para que el cliente lo vea como un valor añadido.

  
Dejo ya a la empresa de venta de congelados y voy con nuestra protagonista, Romy, que es quién nos interesa. Os preguntaréis el motivo por el que aparece en este artículo. Pues bien, no es un motivo, son varios y os los detallo a continuación:


salteado de verduras congelado1.- Siempre, siempre tiene una sonrisa para los clientes. Y eso ya es algo a tener muy en cuenta. La sonrisa es un pequeño gesto, pero con un gran valor. Es la tarjeta de presentación que le dice al cliente que es bienvenido y que atenderle será un placer, no un castigo.


2.- Y, también siempre, rebosa energía y buen humor. Estoy segura de que tiene problemas y días malos, como cualquiera de nosotros, pero nunca los deja traslucir en su trato con el cliente. Establecer parcelas distintas para nuestro trabajo y nuestra vida personal, es fundamental para ofrecer una buena atención al cliente... y para tener una vida privada saludable. Si logramos compartimentar ambas facetas, también podremos evitar llevarnos los problemas laborales a casa. 


3.- Es muy afable y cariñosa con los clientes. A pesar de mi desconcierto inicial cuando la conocí, por la profusión de "cariño" y "cielo" con el que se dirigía a los clientes, pronto descubrí que era todo un acierto. Soy una acérrima detractora de estas expresiones, porque las suelen utilizar los que, con el pretexto de sus cariñismos, atienden de forma negligente o confianzuda. ¿Cómo le vas a reprochar a alguien que te trate mal, si te ha llamado "reina mora"? Pero en este caso no, en este caso es su marca de la casa, una seña de identidad que armoniza perfectamente con su actitud, con su buen hacer y con su alegría. No podría ser de otra forma.


4.- Demuestra que está de parte del cliente: señala las ofertas a los clientes despistados, pregunta a quien va a pagar si tiene vales de descuento (es que si no te lo recuerdan, no te das ni cuenta de que los tienes), informa puntualmente de promociones y concursos...


hucha cerdito5.- Recuerda a los clientes y sus peculiaridades. A quién no le gusta llegar a la cafetería habitual y que el camarero le pregunte eso de: ¿lo de siempre? A la inmensa mayoría nos gusta que nos recuerden, que nos tengan en cuenta. Es la mejor manera de que el cliente se sienta como en casa.


frambuesas congeladas6.- Charla con cada cliente lo justo y en el tono y lenguaje más adecuado, sin dejar de lado su marcada personalidad. Sabe qué decirle a la abuelita de compra diaria o al chaval que se acaba de independizar y se las está viendo con otra cocina que no es la de mamá; a todos. Y también sabe ser más contenida con los clientes más serios y taciturnos.


Por todo esto, no puedo más que darle un 10 en atención al cliente. Este es el tipo de personas que hace que un comercio normal tenga una clientela fiel... y eso hay que cuidarlo, señores empresarios. El capital más valioso que tiene una empresa no está en el banco, está en los buenos empleados.





sábado, 16 de noviembre de 2013

Al Tercer Timbrazo...

telefono vintage
Hay empresas que gastan sumas astronómicas en campañas de marketing y comunicación en las que presentan a su marca como el paradigma de la rapidez y la eficacia... y luego tardan lo indecible en responder a una simple llamada telefónica.


¿Cómo vamos a creer en su diligencia, si no son capaces siquiera de atender nuestra llamada en un tiempo razonable?


¿Alguna vez habéis llamado a una puerta y han tardado una eternidad hasta que os han abierto? Todos conocemos esa sensación embarazosa que nos deja el ánimo de un perrillo abandonado. Pues quien espera (y desespera) a que atendamos el teléfono, lo percibe de la misma forma.


Es muy importante responder la llamada al segundo o tercer timbrazo para demostrar al cliente:


  • Que nos importa

  • Que nuestra empresa tiene una buena organización en cuanto a recursos y a personal

  • Que es una muestra palpable de la diligencia y eficacia con la que responderemos a sus necesidades

  • Que no terminará hablando con un molesto contestador automático

    telefono rosa
  • Que nuestra empresa sigue en funcionamiento y no ha cerrado sus puertas.


El mensaje que se transmite cuando se contesta en un plazo razonable es: "estamos deseando atenderte, porque nos importas y porque sabemos cómo hacerlo". Y, algo tan sencillo, es parte de los cimientos de una buena imagen de marca (o personal). Uno de esos detalles que crean confianza.


Para conseguir esa celeridad en la respuesta, se pueden tomar unas sencillas medidas:


  • Si la empresa tiene capacidad para hacerlo, lo mejor es contratar una recepcionista que se encargue de responder al teléfono y transferir las llamadas. Y, por supuesto, que esté formada para que conteste con rapidez y profesionalidad.

  • Si la empresa no tiene capacidad económica para contratar a alguien que se encargue del teléfono, sería conveniente que los trabajadores estuviesen concienciados (y formados) de que el teléfono se debe atender inmediatamente, sin echar balones fuera para que la llamada la recoja otro. Se pueden establecer turnos para responder, por ejemplo.

  • Otra opción, si no hay recepcionista, es hacerse con una centralita que pueda distribuir las llamadas con celeridad, así el cliente no tendrá que esperar a que alguien tenga tiempo (o ganas) de responder a su llamada. Y, claro, cuando las llamadas lleguen a su destino, el receptor deberá actuar correctamente y atender al cliente antes del tercer timbrazo.

  • También es útil desviar llamadas a otro teléfono, si no vamos a estar en nuestro puesto de trabajo, así podremos dar respuesta a los clientes con prontitud.


ahoraEso sí, tampoco hay que responder al primer timbrazo, puesto que el cliente podría pensar que estamos de brazos cruzados esperando que suene el teléfono, como si fuésemos una adolescente esperando la llamada de su primer noviete; algo que podría interpretar como una falta de trabajo o de clientes.

martes, 12 de noviembre de 2013

Caso de Mala Atención: Usted No Me Ha Entendido...

fibra optica
El otro día me llamaron de una operadora telefónica (la de color naranja que tiene tarifas con nombre de animalitos), algo habitual, puesto que recibo sus amables llamadas puntualmente de lunes a viernes. 


Pues bien, el también amable operador que me llamó para ofrecerme fibra óptica, me bombardeó sin piedad con su oferta sin apenas respirar (qué pulmones, debe ser campeón de apnea en sus ratos libres) y con un acento cerradísimo que aún estoy por identificar.


Cuando conseguí encontrar un resquicio en su verborrea, aproveché para comentarle que no me interesaba porque no era factible poner fibra óptica en mi domicilio (no hay posibilidad física de hacerlo sin tener que hacer una obra importante). Ya lo intentó instalar la compañía de color azul y verde en dos ocasiones y no pudo, así que no creo que la compañía naranja lo pueda conseguir, ni poniendo al delfín, a la ballena y al canguro juntos a trabajar ;)


teleoperadorNada más decirle eso, el amabilísimo y competente operador me espetó, así, sin anestesia un: "oiga, oiga, que no me ha entendido nada de lo que le he dicho"... ¿Que no le he entendido? ¿No será más bien que no se ha explicado?


Y, ¿por qué no se ha explicado? Es bien sencillo, porque no se ha preocupado de escuchar antes de hablar. Si en lugar de haber soltado una tremenda parrafada, se hubiese preocupado de comunicar; yo, su cliente, le habría comprendido perfectamente.


Para conseguirlo, sólo habría tenido que:


    teleoperadora
  • Emitir su mensaje de forma breve y clara, identificando claramente el producto que se va a vender. Si según descuelgan el teléfono, se habla sin parar y con el piloto automático, el cliente ya está perdido definitivamente; ya nos ha puesto la etiqueta de televendemotos y no va a escuchar nada de lo que le decimos. Quizás nos oiga, pero de escucharnos... nada de nada.
     
  • Cuidar la dicción y la velocidad de emisión del mensaje, especialmente si a pesar de emplear el mismo idioma que el interlocutor pero se tienen dificultades con los giros, la sintaxis o la pronunciación. Lo importante no es saber hablar un idioma, es saber comunicarse a través de él.
 
  • Preocuparse de conocer los posibles problemas relacionados con el producto o servicio y, por supuesto, también sus posibles soluciones para poder rebatir adecuadamente las objeciones del cliente.
 
  • Escuchar al cliente de forma activa, para detectar esas posibles objeciones y sus necesidades reales. Esto debe ser como una conquista amorosa, nada de un aquí te pillo aquí te mato; esa técnica no sirve en la vida real y mucho menos en el telemarketing. Debe ser una conversación, no un monólogo que termina con una compra por lo buenísimos que somos soltando discursos.


cliente atendiendo el teléfono
El cliente no necesita un orador, necesita un comunicador
Es  importante recordar que la responsabilidad de la comunicación es nuestra, no de quien nos escucha. No debemos ser grandes oradores, debemos ser grandes comunicadores. Y para conseguirlo sólo nos hace falta: conocimientos, escucha activa, empatía, proactividad, capacidad de síntesis y de análisis, humildad y sentido del humor.


Por cierto, al final creí entender que sí podrían haber instalado lo que me ofrecían, porque la fibra llegaba hasta la entrada y luego se habría podido utilizar un cable de cobre de los ya existentes. Claro que, desde el "es que no me ha entendido", decidí que no iba a trabajar con esa empresa y, menos aún, con ese operador. Bye bye delfines, ballenas y canguros...


Espero haberme explicado correctamente... :)

 
Os dejo un vídeo ilustrativo acerca de cómo un cliente no entiende al teleoperador, porque éste no se quiere hacer entender y evita escuchar al cliente de forma voluntaria. En este caso, no se trata de falta de aptitud y actitud, si no que se busca cometer una auténtica estafa. Aviso a navegantes: si tenéis un mal día o estáis enfadados, os aconsejo que no lo veáis, porque es indignante.

Si no podéis visualizar el vídeo correctamente, pinchad en este enlace.


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Consejos para Practicar la Escucha Activa

viernes, 8 de noviembre de 2013

¿Qué Ocurre con la Garantía si el Fabricante Cierra?

lavadora
¿Tenga garantía de la garantía?
Al hilo de la malhadada quiebra de Electrodomésticos Fagor, me surgió una duda, puesto que tengo algún electrodoméstico de la marca: ¿qué ocurre ahora con la garantía? Y es una pregunta que, por desgracia, nos tenemos que hacer con frecuencia los consumidores de un tiempo a esta parte, debido a la tremenda cantidad de cierres de tiendas, almacenes y fábricas que se dedican a la venta de electrodomésticos, artículos de electrónica, informática o de imagen y sonido.


Pues bien, en este artículo os despejo esta duda.


Para comenzar a aclarar este tema, lo mejor es comenzar distinguiendo qué tipos de garantías existen. Pueden ser de dos tipos:

  
Garantía legal


servicio tecnicoEs la garantía que de, de forma obligatoria, debe facilitar el vendedor al consumidor cuando adquiere un artículo. Esta garantía asegura que el vendedor deberá reparar o sustituir el artículo adquirido por el cliente en caso de desperfectos. La Ley establece un plazo de 2 años para productos nuevos y de 1 año para los que son de segunda mano.


Por ello, el primer responsable siempre es el vendedor aunque, si el cliente necesita hacer valer la garantía y el vendedor no puede satisfacerle, lo harán el fabricante o el importador (si tiene sede en el país donde se ha adquirido). 


Si el fabricante desaparece, como en el caso de Fagor, no debemos preocuparnos, porque será el vendedor el que responderá de la garantía legal de 2 años.


Garantía comercial


Es una garantía añadida que puede facilitar el vendedor, el fabricante o el importador según su criterio, que no exime en ningún caso de la obligación que tiene el vendedor de proporcionar la garantía legal. Sus condiciones estarán establecidas por el garante: duración, coberturas, etc. La única norma es que debe añadir algo a la garantía legal, para que se pueda considerar y publicitar como tal garantía comercial. Podéis conocer más acerca de este tipo de garantías en el artículo 125 de la Ley de Defensa de Consumidores y Usuarios.


impresoraPor lo tanto, este tipo de compromiso comercial se extingue cuando desaparece el garante, salvo el caso de que esté vinculado a una compañía aseguradora, que será la que se haga responsable en último extremo de su cumplimiento. 


En el caso de las garantías comerciales que daba Fagor en su propio nombre, por ejemplo, se perderán al desaparecer la empresa.


Como podéis observar, la garantía legal está asegurada, pero no así la comercial.


Repuestos


engranajesOtro punto aparte son los repuestos, porque el fabricante (o el importador) está obligado a proporcionar un servicio de asistencia técnica (SAT) adecuado que facilite las piezas de repuesto de sus artículos durante 5 años al menos, desde que dejó de fabricarlos. Habrá que comprobar si esto se cumple realmente en cada caso, porque si la empresa fabricante no ha cumplido con esta obligación, probablemente podamos hacer valer la garantía, pero el SAT no pueda proceder a la reparación, por no tener material con el que llevarla a cabo.


Consejos plus


Mis consejos respecto a este tema son:


1.- Es importante conservar siempre los tickets o factura de compra, porque realmente son los que tienen valor. Lo de sellar la garantía es meramente testimonial, si queréis hacerla valer, tendréis que presentar el documento de compra, aunque también presentéis el documento de garantía.


2.- Leed con detenimiento las condiciones de la garantía legal y de la comercial (si existe), para comprobar quiénes son los responsables de cada una y de si hay alguna aseguradora que se hace cargo de las garantías comerciales. Si hubiese alguna compañía de seguros implicada, podéis estar tranquilos, porque garantizará el compromiso de arreglo o sustitución, independientemente de lo que ocurra con vendedor o el fabricante. Leer las condiciones también os servirá para saber realmente quiénes son los responsables reales de las garantías.


lavadora3.- El vendedor es el primer responsable de la garantía legal, diga lo que diga, así que no os dejéis convencer. Hay comerciantes que no quieren hacer frente a las garantías por las molestias o los gastos que les puedan causar y tienen tendencia a echar balones fuera. 


4.- Si os habéis trasladado de ciudad, la tienda donde habéis comprado el artículo ha cerrado u os supone un inconveniente importante desplazaros hasta el establecimiento del vendedor, podéis acudir al fabricante o importador, porque deberá atenderos sin excusas. Para esto os ampara el artículo 124 de la Ley de Defensa de Consumidores y Usurarios.


5.- A la hora de comenzar a contar el plazo de garantía, hay que tener en cuenta que comienza desde que tengáis el producto en vuestro poder, es decir, desde el día de la compra si os lo lleváis en mano y desde la fecha de entrega del albarán si os lo envían con posterioridad a la fecha de compra.


6.- Si no podéis contactar con el responsable de la garantía o no quiere hacerse cargo de ella, podéis denunciar ante la OMIC, ellos se ponen en contacto con el garante o el responsable correspondiente, para llegar a un acuerdo entre las partes


confianza
La garantía nos debe proporcionar confianza
7.- Si la cosa se pone fea y no podéis conseguir que vuestro artículo se repare o cambie, porque la empresa no se hace responsable al echar el cierre, la última opción es acudir al concurso de acreedores de la compañía para reclamar que se cumpla el compromiso. Aunque con casi toda seguridad no podréis tener compensación, porque delante de vosotros habrá muchos otros acreedores

 
En próximos post os ampliaré este tema, porque las garantías son unas grandes desconocidas y no las aprovechamos todo lo que sería conveniente.


Desde este post le manifiesto mi apoyo a los trabajadores de Fagor, de Edesa y de todas las empresas que dependen de ellas, porque pasan a engrosar las filas de los que se quedan sin empleo y sin ahorros. Lamentable.




También os puede interesar:

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Guardar Tickets y Facturas: Muy Importante
Ordenación del Comercio Minorista
Ley de Defensa de Consumidores y Usuarios
Instituto Nacional de Consumo



lunes, 4 de noviembre de 2013

Linkedin: Networking vs Spam

networking
Realmente estoy harta de los spammers, especialmente cuando usan redes sociales como Linkedin. Y estoy harta, porque este tipo de elementos utilizan una red que promueve el networking profesional de forma legítima y honesta para venderte motos... cuando ni siquiera tienes carnet. Linkedin es una estupenda red de networking, no una plataforma gratuita de spam.


 Y estos vendeburras se pueden catalogar de tres maneras:


mercadillo
Los de la técnica del: "barato, barato".
  • Los que contactan contigo para colocarte productos y servicios para los que claramente no eres su target, algo que habrían comprobado si hubiesen dedicado un instante a revisar tu perfil. Esta categoría se reconoce fácilmente porque, apenas has terminado de pulsar en aceptar su invitación, cuando tienes uno (o varios) correos que lo mismo te venden ropa interior de perlé que un súper-negocio al más puro estilo estafa piramidal (vamos, uno de éstos me intentaron colar el otro día, sin ir más lejos).
  • Los que entran en grupos para introducir sus productos y servicios a troche y moche, metiéndolos con calzador en debates que han iniciado otros. O, peor aún, camuflándolos como un debate nuevo cuando realmente es una promoción propia, sin ningún valor añadido para el grupo.
  • Los que, habiendo perdido toda vergüenza, spammean de forma indiscriminada por todo Linkedin, sin ni siquiera molestarse en camuflarse lo más mínimo. Todavía recuerdo a un gran profesional que vendía naranjas a domicilio en todo tipo de grupos, llego a ser tan pertinaz, que casi llegue a odiar a ese inocente y sabroso cítrico.
  • Los que piden recomendaciones, muchas veces sin haber trabajado jamás contigo (y algunos sin ni siquiera conocerte en persona). Y, precisamente, son este tipo de pedigüeños a los que no recomendarías ni bajo coacción.... curioso, muy curioso.


Y este tipo de actitudes son sólo un reflejo de lo que, por desgracia, aún sigue en activo en el mundo empresarial:


  • Profesionales poco formados en general y menos aún en RR.SS. y su código de conducta. Algo impensable a estas alturas del partido.
    comercial a la carrera
  • Comerciales de la vieja escuela, de esos que se jactan de haberse hecho a sí mismos y que no se han molestado en formarse jamás. Y, lo peor de todo, es que aplican sus técnicas desfasadas al mundo online donde aún quedan más patentes su carencias de formación, de ética y de profesionalidad.
  • Sinvergüenzas varios que se esconden detrás de una plataforma seria para hacer spam de forma indiscriminada. A estos señores les vienen muy bien las RR.SS., porque no tienen que preocuparse por la LSSI o la LOPD y que, además, se ahorran tiempo y dinero al no tener que trabajarse una buena base de datos y una segmentación cuidadosa. Total, se lo envían a todo el que se les pone por delante y, oye, alguien picará.


Y para no caer en este tipo de prácticas: 


  • Busca y acepta contactos únicamente de personas y sectores que sean de tu interés.
objetivo
Busca siempre tu target
  • Estudia cuidadosamente los perfiles de las personas con las que quieres estar en contacto, tanto si tú eres el solicitante como el solicitado.
  • Si tú eres el que inicia el contacto, procura presentarte y agradecer que te incorporen a su red de contactos. Y, presentarte, no significa vender según te acepten, tenlo presente. Esto es como un cortejo amoroso, nada de ¿en tu casa o en la mía? según te conoces; conversación, cena, cine, baile, bombones y flores antes de entrar en harina.
  • Aporta siempre antes de pedir. ¿Te fiarías de alguien que te pide dinero nada más conocerte? Y aquí aportar significa participar en grupos que te sean afines y hacer comentarios acertados, compartir información útil con los demás, interesarte realmente por tus contactos, seguir a otros, etc. Do ut des.
  • Si tu contacto y tú ya habéis establecido un contacto más o menos sólido y crees que es el momento de ofrecer tus productos o servicios, hazlo de tal manera que le pueda interesar a tu interlocutor: investiga cuáles son sus necesidades y cuáles de tus productos le pueden interesar, personaliza la información...
  • Si tienes capacidad para ofertar productos o servicios distintos con cierta frecuencia, pide permiso para enviar newsletters a la persona contactada. Si realmente tienes algo que le interese, estará encantado de recibir información periódica. Si no, ¿para qué vas a molestarle?
  • No pidas recomendaciones, especialmente si nunca has trabajado con la otra persona. Las recomendaciones son para garantizar a quien te vaya a contratar que eres un buen profesional, si te las empiezan a dar sin ganártelas, terminarán por no servir para nada. Y eso perjudica a la comunidad en general.
    equipo
  • Y, ante todo, respeto, educación y sentido común. No hagas a los demás lo que no te gustaría que hiciesen contigo.


Es importante no empañar este tipo de herramientas con comportamientos abusivos. porque así seguirán siendo beneficiosas para todos.