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miércoles, 10 de mayo de 2023

Consejos para Evitar las Compras Impulsivas (O al Menos Reducirlas)

¿Quién no ha hecho alguna vez una compra impulsiva? Que levante la mano, porque nos ha sucedido a la inmensa mayoría. Desde caer en la tentación de hacerse con una camiseta no muy bonita (ni de muy buena calidad), pero que tiene un precio imbatible, y que acabará con toda seguridad en el fondo de un cajón hasta la próxima mudanza. O adquirir un móvil de última generación, aunque el que ya tienes funciona perfectamente, porque tu cuñado ya tiene uno y te lo está recordando constantemente. Incluso comprar una bolsa de caramelos o un paquete de pilas que no te hacen falta, simplemente porque los has visto al llegar a la línea de cajas en el híper. 

 

Y aunque pueden parecer inofensivas, lo cierto es que pueden convertirse en un verdadero problema para cada uno de nosotros. Por no hablar de que ese tipo de comportamientos de consumo son irresponsables y perjudiciales para todos como sociedad.

 

Por eso, en este post quiero compartir contigo algunos consejos e ideas para evitar las compras impulsivas, o al menos reducirlas todo lo posible. No te las pierdas, porque nos interesan a todos...


Consejos para evitar las compras impulsivas (o al menos reducirlas)


Qué es una compra impulsiva

 

Una forma de definir una compra impulsiva podría ser aquella que no está planificada, en la que se antepone el deseo a la necesidad y que puede llevarte a gastar más de lo que puedes permitirte. Y no una acción que tiene que ver con la lógica, sino con las emociones.

 

Suele tener su origen en determinadas emociones y sentimientos (tristeza, enfado, frustración, inseguridad, miedo, envidia, incapacidad de ser asertivo...), en la necesidad de una gratificación instantánea, de la presión de una persona o de un grupo, de la pretensión de aparentar un estatus o poder adquisitivo, de la lealtad a una marca, de una muy buena atención por parte de un vendedor, e incluso por tener hambre. 

 

Este tipo de compras abarcan a cualquier tipo de productos, desde golosinas hasta ropa, pasando por los móviles. Incluso artículos de lujo como joyas, coches o embarcaciones.

 

Qué suponen

 

El verdadero problema en las compras impulsivas es el límite de gasto del consumidor. Porque si hay dificultades serias para frente a ese desembolso, puede conducir al desastre. Mientras que si la capacidad económica es importante, el desencadenante de esas compras seguirá ahí, la forma de consumir será irresponsable desde un punto de vista general, pero no supondrá un varapalo importante a la cuenta corriente, a menos que el asunto se vaya de las manos.

 

Tus alarmas deberían saltar si habitualmente gastas más de lo que te puedes permitir, si tienes problemas para hacer frente a los pagos realmente necesarios por esas compras, si tienes remordimientos intensos, si acumulas artículos que ni siquiera usas, si ocultas o devuelves tus compras con frecuencia... Si ocurre esto quizás no sean compras impulsivas puntuales, sino algo que puede requerir la consulta a un profesional. 

 

Ten en cuenta que cuando se compra el organismo libera dopamina, y eso hace que cualquiera sea sienta muy bien. Y eso puede convertirse incluso en una adición.  


Mujer dentro de un carro de supermercado expresando alegría

 

Medidas preventivas

 

Analiza cuáles son tus ingresos reales, y hazlo de forma realista. Eso significa que debes tener en cuenta únicamente el dinero que entra en tu cuenta en el período de tiempo que estés valorando: mensual, trimestral, anual...

 

Analiza también cuáles son tus gastos, incluso hasta el más pequeño. Y hazlo desde un punto de vista honesto.

 

Elabora un presupuesto que recoja tus diferentes gastos, tantos los recurrentes y obligados, como aquellos que son puntuales. Recibos, pagos, cuotas de servicios, compras imprescindibles (comestibles, higiene y limpieza, etc.), gastos en ropa o belleza, gastos en restauración y ocio...


Mujer elaborando un presupuesto en un portátil

 

Ponte una alerta en la agenda o en el móvil con los pagos recurrentes a los que estás obligado, especialmente aquellos que tienen que ver con la hipoteca o el alquiler, los recibos de préstamos o suministros, los impuestos, el pago de colegio de los niños...

 

En el presupuesto deja un pequeño margen para imprevistos. El hecho de haber previsto una cantidad para esos gastos que surgen justo en el peor momento, te dará un margen de tranquilidad.

 

Y también reserva una pequeña partida para caprichos. Aunque pueda parecer una contradicción, el hecho de disponer de algo de dinero para comprar algo "divertido" y especial, evitará que tengas más tentaciones de las convenientes a la hora de hacer compras impulsivas.

 

Puedes marcarte un objetivo, como una compra realmente relevante para ti o una cantidad de dinero que quieres ahorrar para algo especial, porque eso puede evitarte la tentación de gastar de forma impulsiva en fruslerías. Te pongo un ejemplo: si quieres hacer un gran viaje que te hace mucha ilusión, procurarás no gastar en prendas de ropa de mala calidad que ni siquiera te vas a poner, pero que sientes la tentación de tener en tu armario cada vez que pasas por un escaparate. 

 

Análisis y planificación: imprescindibles

 

Analiza tus hábitos de compra y cómo y cuándo se desencadenan esas compras impulsivas. 

 

Nunca vayas a comprar cuando estés enfadado, triste, frustrado, muy alegre, cuando te acaben de ingresar la nómina... Y tampoco lo hagas cuando tengas hambre, especialmente si vas a hacer la compra al supermercado.

 

No consideres las compras como un fin ni como un sustitutivo o una recompensa de otras cosas, porque no lo son.

 

Planifica cuidadosamente tus compras, incluso hasta la más pequeña. Cuanto más consciente seas de cuándo y cómo vas a gastar, más responsable serán esas adquisiciones. El piloto automático no suele funcionar bien, tampoco en el caso que nos ocupa.


Antes de comprar pregúntate siempre si realmente merece la pena ese gasto, si necesitas ese artículo y si te hará realmente feliz más allá de la adquisición en sí.  

 

Valora el precio de eso que quieres comprar en horas de trabajo o de esfuerzo. Quizás entonces esos 20 euros que cuesta esa carcasa con gatitos de la que te has encaprichado (y que no necesitas, porque ya tienes 5 similares en un cajón), te parezcan demasiados. 

 

Persona pagando una compra

 

A la hora de comprar


Primero mira lo que quieres comprar. Analiza su calidad y sus prestaciones de manera objetiva. Valora si verdaderamente lo necesitas y te va a ser de utilidad. Observa cómo te hace sentir el hecho de pensar en comprarlo. Deja pasar un tiempo (mejor un par de días que un par de horas) y una vez que consideres que realmente necesitas ese objeto y que te va a hacer feliz, ve a la tienda y adquiérelo. 

 

Procura pagar en efectivo. El hecho de pagar con tarjeta puede hacerte perder la noción del gasto real que estás haciendo, puesto que al no ver los billetes y monedas que salen de tu cartera, parece que el artículo no te ha costado nada... o al menos no tanto como ha sido en realidad. 

 

Salvo que sea un artículo que verdaderamente necesites, que tengan un coste elevado y que no puedas desembolsar en efectivo en ese momento, no recurras a créditos al consumo, porque pueden convertirse en una trampa de la que puede ser difícil salir. 

 

El factor humano

 

Evita ir de compras con aquellas personas que por un motivo u otros te animan a comprar sin necesidad, porque las hay. Esas que siempre insisten en mirar escaparates y entrar en tiendas sin que te haga falta comprar nada. Las que consumen de forma impulsiva e incitan a los demás a hacerlo, para sentirse menos solas en su desenfreno consumista. O incluso las que no quieren gastar ellas mismas, pero que disfrutan cuando lo hacen los demás, casi comprando por poderes.

 

Pide que te acompañen aquellos que te ayudan a resistirte a las compras impulsivas, esos que son pragmáticas y que se preocupan sinceramente por ti y por tu economía. 

 

No te dejes llevar por las presiones o promesas de los vendedores, no estás obligado a comprar nada.

 

Bolsas de papel

 

No te comprares con nadie, no quieras emular a otros y no intentes aparentar lo que no eres. No merece la pena, porque tú eres único, ni mejor ni peor que los demás. 

 

Comprar de forma responsable es importante desde el punto de vista social, desde luego, pero lo es más para cada individuo, puesto que tiene mucho que ver con su madurez y equilibrio, y también con su economía.  


Comprar no es algo negativo, por supuesto, pero siempre conviene hacerlo de forma consciente y responsable.

 

 

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La primera vez que apareció el post Consejos para Evitar las Compras Impulsivas (O al Menos Reducirlas) fue en el blog de Todos Somos Clientes. 


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