No hay más prestar atención a las noticias para comprobar que la privacidad de los usuarios, en Internet en general y en las redes sociales en particular, se compromete cada dos por tres. Nuestros datos se compran, se cambian o se utilizan para fines maliciosos; se destruyen reputaciones personales o empresariales; se infectan dispositivos con virus y malware; se acosa a usuarios... Y en este caso no vale eso de "eso le pasa a otros", porque cualquiera que utilice la Red o las redes es vulnerable. Teniendo en cuenta que la mayoría de la población las usa, es fácil deducir que todos estamos en riesgo. Te invito a que veas este vídeo, El secreto de hackers y adivinos, para que veas los peligros a los que estamos expuestos.
Y aunque la seguridad completa es imposible en ningún ámbito, lo cierto es que cada uno de nosotros debemos poner de nuestra parte para mantener nuestros datos y nuestra información suficientemente seguros. Si no dejamos la puerta de nuestra casa abierta para que cualquier pueda acceder a nuestro hogar, si nos preocupamos de quitar las llaves del contacto de nuestro vehículo para que nadie nos lo robe y si no paseamos de noche por lugares peligrosos... ¿por qué no tomamos las mismas precauciones cuando utilizamos Internet?
Hablando precisamente de este asunto, quiero compartir contigo algunos consejos básicos para mantener tu seguridad y privacidad en redes sociales.
Por el principio...
Lee cuidadosamente las condiciones de uso de las distintas redes sociales que utilices. Ya sé que no es la tarea más divertida que se puede acometer, pero es la única manera de saber qué se va a hacer con tus datos, con tus publicaciones y con tus contactos; así como las medidas de seguridad que tiene el responsable de la red para protegerlos. Debes tener claro lo que aceptas cuando te registras en cualquier sitio en Internet, también en las redes sociales.
No caigas en la trampa de pensar que tu información no interesa a nadie, que no tienes nada que esconder y otras afirmaciones cándidas... y muy peligrosas. Con tus datos y con la información que compartes en las redes sociales los delincuentes puede cometer todo tipo de tropelías: robarte la identidad, extorsionarte, acosarte, robar en tu domicilio porque saben que estás de vacaciones, agredirte porque saben cuál es tu recorrido y horario cuando sales a correr...
No te creas que la seguridad total existe, porque no es así. Por muchas precauciones que tomes, puedes cometer un descuido o puedes ser víctima de un ciberataque.
Lo que no quieres que se sepa, no lo publiques. Ni comentarios, ni fotos, ni información de ningún tipo. Porque no hay nada realmente a salvo, por mucho que queramos creérnoslo.
Seguridad
Protege tu cuenta con una contraseña fuerte, no se la desveles a nadie y cámbiala con cierta frecuencia. Y tampoco utilices el mismo password para todos los servicios. Nunca me cansaré de repetirlo, porque es algo de suma importancia.
Activa la verificación en dos pasos, para aumentar la seguridad de tus redes. Así, si te conectas desde un equipo diferente al habitual o a los que tengas marcados como tuyos, tendrás que introducir un código que te enviarán al teléfono junto con la contraseña.
Comprueba cuál es la configuración básica de seguridad en la red social y modifícalo lo necesario para que te sientas seguro. El que esté establecido por defecto no significa que sea el adecuado para tu criterio de seguridad.
No te olvides de activar el aviso de sesión. Esta opción te avisará mediante un correo electrónico de que se ha iniciado la sesión en tu cuenta. Así, si no eres tú quién ha intentado acceder, podrás cambiar la contraseña y evitar males mayores.
Cuidado
con las aplicaciones que te instalas a través de las redes sociales,
porque muchas de ellas piden acceso a todo tipo de datos innecesarios
para el funcionamiento de la app. Revisa los permisos que requieren.
No sigas enlaces que sean sospechosos en las publicaciones, incluso
aunque las hayan compartido personas de tu confianza. No será la primera
vez que me llegan post en redes sociales con supuestos enlaces a vales
regalo de marcas reconocidas que son una estafa y que ha compartido
amigos bienintencionados.
Evita conectarte a tus redes sociales a través de WiFis públicas, porque es más fácil que sufras un ataque. Y si lo haces, utiliza una VPN.
Cuando
finalices tu actividad en las redes sociales, acuérdate de cerrar la
sesión en lugar de cerrar directamente la pestaña o de cerrar el
navegador. Esto es especialmente importante si estás utilizando un
ordenador de uso público.
Borra tus perfiles en aquellas redes sociales que ya no utilices.
Cómo mantener la privacidad
Configura la privacidad de tu perfil, así podrás decidir qué personas puedes acceder a determinada información y cuáles no. Puedes hacerlo con la información básica, con las fotos, con los amigos, etc.
No facilites datos personales de forma pública como el teléfono, la dirección postal, el correo electrónico, datos bancarios, etc.
Tampoco ofrezcas datos personales de amigos y familiares.
No es imprescindible que rellenes toda la información que piden las redes sociales. Habrá campos obligatorios que será imprescindible que cumplimentes para registrarte y otros que son opcionales. Valora cuáles quieres que se vean en tu perfil. Esto también es válido si utilizas tu cuenta a título profesional.
Échale un vistazo a tu perfil como si fueses un visitante, así podrás valorar si estás compartiendo información que no te gustaría que fuese pública. En muchas ocasiones nos guiamos por lo que visualizamos como usuario y no nos damos cuenta de lo que ven los demás.
Desactiva la geolocalización, nadie debería ver dónde te encuentras y no debería aparecer en tus publicaciones.
Los contactos
No aceptes solicitudes de amistad de personas que no conoces. Los ciberdelincuentes y desaprensivo de todo pelaje pueden estar acechando detrás de ese perfil tan inocente o atractivo.
Procura organizar a tus contactos en listas. De esa forma podrás regular la privacidad de lo que compartes según la categoría en la que les hayas dividido: familia, amigos íntimos, compañeros de clase, colegas de trabajo...
Cuidado con lo que publicas
Cuida lo que compartes en las redes sociales y evita facilitar información delicada o comprometida. No cuentes cuándo te vas de vacaciones, cuándo sueles ir al gimnasio, información sobre tus hijos, etc.
Si subes fotos, decide con qué personas deseas compartirlas, en lugar de que sean de acceso público.
No
subas fotos comprometidas en ningún caso, incluso aunque cuides la
privacidad de las mismas. Ya hemos hablado de que la seguridad total es un espejismo y puede que esas
fotos acaben en malas manos.
Evita darle a los "me gusta" a diestro y siniestro, casi de forma compulsiva. Hazlo únicamente cuando algo te parezca realmente interesante. Las redes sociales utilizan esta información para hacerte un análisis completo de tus gustos e intereses, datos que se cruzan con la información de tu perfil (edad, género, estudios, trabajo...) y que luego utilizan para sus fines particulares. Si quieres que esa radiografía no sea tan exhaustiva, no les facilites información extra.
Estas medidas, aunque parecen muchas y muy complejas, son realmente sencillas de tomar y te evitarán muchos disgustos. Dedícale un rato a cada red para dejarlas perfectamente configuradas y revisa periódicamente su privacidad. Una vez que adquieras estos buenos hábitos no te costará nada mantenerlos y replicarlos en todas las nuevas redes a las que te sumes.
Stay safe, my friend!
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miércoles, 25 de abril de 2018
miércoles, 18 de abril de 2018
Lo que Debes Saber sobre Préstamos Personales
Si tienes falta de liquidez puntual o tienes que hacer frente a un gasto extra que no puedes (o no quieres posponer) como la compra de un coche, la ortodoncia de tu hijo o el arreglo del tejado de tu casa, probablemente te plantees la posibilidad de solicitar un préstamo personal a tu banco o entidad financiera.
Y parece fácil, no tengo dinero, lo pido, me lo dan y listo. Pero no es algo tan simple, porque la concesión de un préstamo personal implica un compromiso de pago, unos gastos y la posibilidad de perder el patrimonio que podamos poner como garantía. Y, por otra parte, las entidades suelen aprovechar de este tipo de necesidades para imponer condiciones que no siempre son beneficiosas para el consumidor; algo que les resulta fácil, puesto que no siempre se conocer los derechos que se tienen al contratar estos productos.
En este post quiero facilitarte información básica para que sepas qué es un préstamo personal, qué supone, consejos a la hora de contratarlo, tus derechos y cómo reclamar en caso de que lo necesites.
Qué es un préstamo personal
Es un contrato entre una entidad financiera y una persona física, en el que la entidad se obliga a prestarle una determinada cantidad de dinero y esa persona a devolverla en un plazo determinado con unos intereses pactados entre ambas parte.
La entidad que presta se denomina prestamista, mientras que el que recibe el préstamo se llama prestatario.
Diferencias entre préstamo y crédito
En el caso de los préstamos, el banco presta una cantidad de dinero concreta de la que se dispone en su totalidad desde que se formaliza. Los intereses y gastos se pagan sobre el total prestado. Si se quiere renovar el préstamo o ampliar el plazo, se tendrá que firmar un nuevo contrato.
Los créditos implican que se concede un límite de dinero, del que se puede ir disponiendo cuando se vaya necesitando, sin necesidad de disponer de toda la cantidad al mismo tiempo. Los intereses y gastos se pagan por la cantidad dispuesta, no sobre el total del crédito concedido. El crédito se puede ir renovando de forma periódica si así lo quieren las dos partes.
Qué garantías requieren
Los préstamos personales no suelen requerir que el prestatario aporte ninguna garantía especial, más que sus propios bienes, tanto presentes como futuros. Eso no significa que en algunos casos pidan avales u otras garantías, en caso de que la solvencia no sea la más idónea o que el importe sea elevado.
Normalmente se suele requerir una declaración jurada de patrimonio.
Qué plazo de tramitación tiene
Es bastante más rápido que otro tipo de productos bancarios, aunque los tiempos de tramitación dependerán de la entidad a la que se le solicite el préstamo.
Qué información te deben dar antes de firmar el préstamo
Antes de firmar el contrato del préstamo personal, la entidad debe facilitarte la siguiente información, por escrito:
A qué estás obligado
Cuando firmas el contrato de préstamo te comprometes a lo siguiente con la entidad:
Derechos
Y, además de las obligaciones, también tienes una serie de derechos que debes conocer y hacer valer:
Y si no pagas...
Si el retraso en los pagos se alarga en el tiempo, el prestamista puede reclamar las cantidades prestadas, así como otras que aparezcan en el contrato como penalización, amparándose en la Ley de Enjuiciamiento Civil. Esto supone que habrá que responder con los bienes personales para hacer frente a ese pago. Y, ojo, para saldar esa deuda pueden embargar los bienes que tengas ahora... y los que tengas más adelante.
Consejos
La concesión de un préstamo personal suele ser más fácil y rápida que en el caso de otro tipo de productos, por lo que se corre el riesgo de solicitarlo de forma impulsiva. Cuidado con ello, porque debes valorar si realmente lo necesitas, si tiene unas buenas condiciones, si es un producto adecuado para ti y si vas a poder hacer frente a las cuotas.
No pidas más dinero del que te hace falta, porque a la hora de devolverlo, no sólo tendrás que pagar esa cantidad de más, sino los intereses y comisiones sobre esa cantidad extra.
Si vas a pedir una cantidad grande de dinero, procura justificar en qué lo vas a gastar. A los bancos les dará mayor confianza que el dinero tenga una finalidad concreta, antes que vayas a gastarlo a lo loco.
Antes de contratar un préstamo, compara las ofertas de distintas entidades, porque las condiciones varían mucho de unas a otras.
Los comparadores de préstamos pueden ser una orientación, pero conviene que nos den las ofertas en persona y que estas sean vinculantes.
Ten presente siempre que lo que tendrás que devolver no es únicamente la cantidad que te prestan, sino que hay otros muchos costes que debes tener en cuenta: comisiones, gastos, etc. No te olvides de ello a la hora de comprar los productos de diferentes bancos y cajas.
No te dejes llevar únicamente por las cuotas bajas, porque implican más tiempo de amortización y más intereses a pagar.
A la hora de aceptar una cuota u otra, ten en cuenta el dinero mensual del que puedes prescindir, pero no ajustes demasiado, por si tienes que hacer frente a imprevistos. Es decir, si puedes prescindir de 500 euros de tu economía al mes, quitándole todos los pagos a los que tienes que hacer frente, no te comprometas a una cuota de 450-500 euros, porque ante cualquier gasto extra te encontrarás agobiado; por no hablar de que no te podrás permitir ningún capricho.
Valora los productos que te van a colar junto con el préstamo, porque pueden suponerte un buen pellizco a tu economía: tarjetas, seguros, domiciliaciones, etc.
Lee cuidadosamente las condiciones del préstamo. Si no entiendes alguna, puedes pedir que te las explique algún responsable de la entidad o acudir a los servicios de consumo más cercanos a tu domicilio.
Evita los préstamos rápidos, los minicréditos on-line y telefónicos que no tengan detrás una entidad fiable, porque puedes estar poniendo en peligro un patrimonio. Un banco puede que no te embargue por dejar de pagar una cuota, un prestamista algo más oscuro, puede que sí lo haga. Cuidado con ello.
Los minicréditos son rentables si pides poco y vas a poder devolver el dinero en plazo, puesto que los intereses son bajos y apenas tienen gastos, el problema (y de lo que realmente viven estos prestamistas) es no poder pagar a tiempo, puesto que lo que tienes que devolver se dispara de forma brutal.
Procura no pedir un préstamo para pagar otro, porque te encontrarás en una espiral de la que es difícil salir. Por otra parte, esto no está muy bien visto por las entidades financieras, que suelen denegarlo.
Si vas a pedir un préstamo personal para hacer frente a los gastos de tu negocio como autónomo o emprendedor, cuidado, porque responderás con tus bienes en caso de que la cosa vaya mal y no podrás desgravar ningún gasto derivado del préstamo. Procura hacerlo siempre como empresa, si la entidad te lo permite, claro.
Dónde reclamar
Puedes reclamar ante el departamento de atención/defensa del cliente que las entidades están obligadas aponer a disposición de los usuarios.
También puedes reclamar ante los organismos de consumo que correspondan a tu domicilio.
Y, por supuesto, puedes rellenar las hojas de reclamaciones que deben tener todas las sucursales bancarias para ejercer tus derechos como consumidor. Recuerda que debes rellenarlo con toda la información necesaria (puedes añadir hojas e información), incluyendo tus pretensiones. La entidad también puede rellenar la hoja con sus alegaciones. Una copia se quedará en el banco, otra será para enviar a la Administración y otra será para ti.
En último extremo (y una vez agotadas las otras vías) podrías recurrir a la vía judicial.
Espero que este post te haya sido de utilidad, pero lo que de verdad deseo es que tu economía sea siempre tan saneada que nunca tengas que recurrir a ningún tipo de préstamo :)
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Cuidado con los Créditos Rápidos
Bancos, Cuando los Regalos Están Envenenados
Precaución con las Comisiones Bancarias para Ahorrar
Cómo Hacer una Reclamación de Consumo
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Lo que debes saber sobre préstamos personales by 1 de N Tecnologías de la Información - Arancha Moreno is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
Y parece fácil, no tengo dinero, lo pido, me lo dan y listo. Pero no es algo tan simple, porque la concesión de un préstamo personal implica un compromiso de pago, unos gastos y la posibilidad de perder el patrimonio que podamos poner como garantía. Y, por otra parte, las entidades suelen aprovechar de este tipo de necesidades para imponer condiciones que no siempre son beneficiosas para el consumidor; algo que les resulta fácil, puesto que no siempre se conocer los derechos que se tienen al contratar estos productos.
En este post quiero facilitarte información básica para que sepas qué es un préstamo personal, qué supone, consejos a la hora de contratarlo, tus derechos y cómo reclamar en caso de que lo necesites.
Qué es un préstamo personal
Es un contrato entre una entidad financiera y una persona física, en el que la entidad se obliga a prestarle una determinada cantidad de dinero y esa persona a devolverla en un plazo determinado con unos intereses pactados entre ambas parte.
La entidad que presta se denomina prestamista, mientras que el que recibe el préstamo se llama prestatario.
Diferencias entre préstamo y crédito
En el caso de los préstamos, el banco presta una cantidad de dinero concreta de la que se dispone en su totalidad desde que se formaliza. Los intereses y gastos se pagan sobre el total prestado. Si se quiere renovar el préstamo o ampliar el plazo, se tendrá que firmar un nuevo contrato.
Los créditos implican que se concede un límite de dinero, del que se puede ir disponiendo cuando se vaya necesitando, sin necesidad de disponer de toda la cantidad al mismo tiempo. Los intereses y gastos se pagan por la cantidad dispuesta, no sobre el total del crédito concedido. El crédito se puede ir renovando de forma periódica si así lo quieren las dos partes.
Qué garantías requieren
Los préstamos personales no suelen requerir que el prestatario aporte ninguna garantía especial, más que sus propios bienes, tanto presentes como futuros. Eso no significa que en algunos casos pidan avales u otras garantías, en caso de que la solvencia no sea la más idónea o que el importe sea elevado.
Normalmente se suele requerir una declaración jurada de patrimonio.
Qué plazo de tramitación tiene
Es bastante más rápido que otro tipo de productos bancarios, aunque los tiempos de tramitación dependerán de la entidad a la que se le solicite el préstamo.
Qué información te deben dar antes de firmar el préstamo
Antes de firmar el contrato del préstamo personal, la entidad debe facilitarte la siguiente información, por escrito:
- Identificación del prestador y del intermediario si lo hubiese
- Tipo de préstamo
- Importe total
- Tipo de interés aplicable
- Condiciones de aplicación del interés
- Tasa anual equivalente (TAE) y el importe total adeudado
- Condiciones de disposición del dinero
- Condiciones de los pagos: importe, periodicidad y número de ellos
- Gastos (mantenimiento, uso de los medios de pago, de disposición del préstamo, etc.)
- Comisiones (estudio, apertura, modificación, cancelación, reclamación de cuotas impagadas...)
- Servicios adicionales
- Seguros
- Garantías que se exigen (si procede)
- Derecho de desistimiento
- Derecho de pago anticipado
- Advertencias de las consecuencias del impago de las cuotas
A qué estás obligado
Cuando firmas el contrato de préstamo te comprometes a lo siguiente con la entidad:
- A aportar la documentación que te requiera el banco o caja.
- Evidentemente, a abonar las cuotas del préstamo en los plazos estipulados, con sus correspondientes intereses y comisiones.
- A pagar los intereses de demora pactados en caso de retrasos en los pagos.
- A comunicar los cambios de domicilio, estado civil y situación financiera (si aparece como cláusula en el contrato).
Derechos
Y, además de las obligaciones, también tienes una serie de derechos que debes conocer y hacer valer:
- La entidad debe entregarte la información relativa al préstamo con suficiente antelación. Es decir, que no puede citarte para firmar el préstamo en el notario sin que te hayan dado las condiciones por escrito previamente para que puedas estudiarlas.
- Tienes derecho a que la oferta de préstamo que te hagan sea vinculante, así te evitarás sorpresas de última hora. Doy fe de que hay entidades que un día antes de firmar un préstamo te cambian las condiciones (evidentemente a su favor), subiéndote los intereses de forma exorbitante.
- Deben proporcionarte una copia del contrato de préstamo debidamente firmada. Te recomiendo que insistas en este punto, porque muchas entidades son reacias a facilitarla, aunque estás en tu derecho a tener por escrito lo que has firmado... y lo que vas a pagar.
- El banco tiene que poner a tu disposición el dinero en la fecha acordada.
- Puedes cancelar anticipadamente el préstamo o a anticipar cuotas, si así lo deseas. Eso sí, puede que tengas penalizaciones.
- Tienes derecho a dejar sin efecto el contrato. Para hacerlo tienes que comunicarlo por escrito a la entidad, preferentemente con acuse de recibo u otra constancia de esa petición de desistimiento. Y debes hacerlo dentro de los 14 días naturales desde que se haya firmado el contrato (o que hayas recibido las condiciones por escrito, si ha sido más tarde que la propia firma). Este derecho de desistimiento no tiene ni penalizaciones ni compensaciones, aunque debes pagar al prestamista el interés que se haya generado en ese plazo.
Y si no pagas...
Si el retraso en los pagos se alarga en el tiempo, el prestamista puede reclamar las cantidades prestadas, así como otras que aparezcan en el contrato como penalización, amparándose en la Ley de Enjuiciamiento Civil. Esto supone que habrá que responder con los bienes personales para hacer frente a ese pago. Y, ojo, para saldar esa deuda pueden embargar los bienes que tengas ahora... y los que tengas más adelante.
Consejos
La concesión de un préstamo personal suele ser más fácil y rápida que en el caso de otro tipo de productos, por lo que se corre el riesgo de solicitarlo de forma impulsiva. Cuidado con ello, porque debes valorar si realmente lo necesitas, si tiene unas buenas condiciones, si es un producto adecuado para ti y si vas a poder hacer frente a las cuotas.
No pidas más dinero del que te hace falta, porque a la hora de devolverlo, no sólo tendrás que pagar esa cantidad de más, sino los intereses y comisiones sobre esa cantidad extra.
Si vas a pedir una cantidad grande de dinero, procura justificar en qué lo vas a gastar. A los bancos les dará mayor confianza que el dinero tenga una finalidad concreta, antes que vayas a gastarlo a lo loco.
Antes de contratar un préstamo, compara las ofertas de distintas entidades, porque las condiciones varían mucho de unas a otras.
Los comparadores de préstamos pueden ser una orientación, pero conviene que nos den las ofertas en persona y que estas sean vinculantes.
Ten presente siempre que lo que tendrás que devolver no es únicamente la cantidad que te prestan, sino que hay otros muchos costes que debes tener en cuenta: comisiones, gastos, etc. No te olvides de ello a la hora de comprar los productos de diferentes bancos y cajas.
No te dejes llevar únicamente por las cuotas bajas, porque implican más tiempo de amortización y más intereses a pagar.
A la hora de aceptar una cuota u otra, ten en cuenta el dinero mensual del que puedes prescindir, pero no ajustes demasiado, por si tienes que hacer frente a imprevistos. Es decir, si puedes prescindir de 500 euros de tu economía al mes, quitándole todos los pagos a los que tienes que hacer frente, no te comprometas a una cuota de 450-500 euros, porque ante cualquier gasto extra te encontrarás agobiado; por no hablar de que no te podrás permitir ningún capricho.
Valora los productos que te van a colar junto con el préstamo, porque pueden suponerte un buen pellizco a tu economía: tarjetas, seguros, domiciliaciones, etc.
Lee cuidadosamente las condiciones del préstamo. Si no entiendes alguna, puedes pedir que te las explique algún responsable de la entidad o acudir a los servicios de consumo más cercanos a tu domicilio.
Evita los préstamos rápidos, los minicréditos on-line y telefónicos que no tengan detrás una entidad fiable, porque puedes estar poniendo en peligro un patrimonio. Un banco puede que no te embargue por dejar de pagar una cuota, un prestamista algo más oscuro, puede que sí lo haga. Cuidado con ello.
Los minicréditos son rentables si pides poco y vas a poder devolver el dinero en plazo, puesto que los intereses son bajos y apenas tienen gastos, el problema (y de lo que realmente viven estos prestamistas) es no poder pagar a tiempo, puesto que lo que tienes que devolver se dispara de forma brutal.
Procura no pedir un préstamo para pagar otro, porque te encontrarás en una espiral de la que es difícil salir. Por otra parte, esto no está muy bien visto por las entidades financieras, que suelen denegarlo.
Si vas a pedir un préstamo personal para hacer frente a los gastos de tu negocio como autónomo o emprendedor, cuidado, porque responderás con tus bienes en caso de que la cosa vaya mal y no podrás desgravar ningún gasto derivado del préstamo. Procura hacerlo siempre como empresa, si la entidad te lo permite, claro.
Dónde reclamar
Puedes reclamar ante el departamento de atención/defensa del cliente que las entidades están obligadas aponer a disposición de los usuarios.
También puedes reclamar ante los organismos de consumo que correspondan a tu domicilio.
Y, por supuesto, puedes rellenar las hojas de reclamaciones que deben tener todas las sucursales bancarias para ejercer tus derechos como consumidor. Recuerda que debes rellenarlo con toda la información necesaria (puedes añadir hojas e información), incluyendo tus pretensiones. La entidad también puede rellenar la hoja con sus alegaciones. Una copia se quedará en el banco, otra será para enviar a la Administración y otra será para ti.
En último extremo (y una vez agotadas las otras vías) podrías recurrir a la vía judicial.
Espero que este post te haya sido de utilidad, pero lo que de verdad deseo es que tu economía sea siempre tan saneada que nunca tengas que recurrir a ningún tipo de préstamo :)
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miércoles, 11 de abril de 2018
Actualizaciones de Software: Imprescindibles
¿Te da pereza actualizar tus dispositivos? ¿Eres de los que piensas que eso es una invención de los malvados fabricantes que quieren hacer perder tiempo a los cándidos usuarios? ¿Tan malos son los desarrolladores creando software que tienen que arreglarlo cada dos por tres? Pues si has respondido que sí a alguna de estas preguntas, déjame decirte que estás cometiendo una (grave) equivocación. Obviar las actualizaciones de tus equipos puede costarte muy caro.
En este post quiero convencerte con motivos de la importancia de las actualizaciones, así que te invito a seguir leyendo para ver si lo consigo...
Qué actualizar
Cualquier software puede tener fallos de seguridad y puede requerir mejoras en su funcionamiento, por lo que se deben actualizar:
Por qué son importantes las actualizaciones
De dónde me las descargo
Qué tener en cuenta
Consejos
¿Te he convencido de la importancia de las actualizaciones?
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Actualizaciones de software: imprescindibles by 1 de N Tecnologías de la Información - Arancha Moreno is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
En este post quiero convencerte con motivos de la importancia de las actualizaciones, así que te invito a seguir leyendo para ver si lo consigo...
Qué actualizar
Cualquier software puede tener fallos de seguridad y puede requerir mejoras en su funcionamiento, por lo que se deben actualizar:
- Sistemas operativos (ordenadores, portátiles, tablets, smartphones, consolas y cualquier otro objeto inteligente que utilice un S.O.).
- Antivirus
- Navegadores
- Programas informáticos
- Plugins
- Aplicaciones
Por qué son importantes las actualizaciones
- Si no actualizas podrás dejar sin solucionar problemas de seguridad que dejen a tus equipos vulnerables a los ataques de los ciberdelincuentes.
- Es la mejor forma de corregir los errores de todo tipo de que pueda tener el software.
- Podrás tener tu dispositivos actualizado con las funcionalidades más nuevas que haya desarrollado el fabricante.
- Se eliminan funciones desactualizadas.
- Se actualizan los controladores.
De dónde me las descargo
- Las actualizaciones las ofrecen los propios fabricantes y desarrolladores que han creado el software.
- Es fundamental descargar las actualizaciones de los sitios oficiales de los fabricantes y desarrolladores, porque hacerlo de otro tipo de fuentes puede poner en peligro a tu dispositivo, al llevar algún regalito incorporado en forma de malware o de virus. No recurras a páginas que ofrecen descargas y servicios a precios ínfimos, o incluso gratis, para descargarte actualizaciones. Y ten cuidado de los pop-ups que te puedan aparecer ofreciéndote actualizaciones, comprueba que son realmente del fabricante o del desarrollador.
Qué tener en cuenta
- Tener la última versión de un software no significa tenerlo actualizado, de hecho, podemos tener una versión antigua de un programa y tenerla perfectamente actualizada con las mejores y parches del fabricante para esa versión.
- En muchos casos, el software tiene un sistema de actualizaciones automático, si no es así, puedes utiilzar alguna herramienta para averiguarlo, como Personal Software Inspector o F-Secure.
- Cuidado con las versiones beta de las actualizaciones, porque puede que te encuentres con que no funcione todo lo bien que debería. Por eso es una versión beta...
- No creas que el hecho de que un software tenga actualizaciones frecuentes sea más inseguro que uno que apenas tengas parches, justo todo lo contrario. En el caso de que el desarrollador publique muchas actualizaciones implica que se preocupa de solucionar las vulnerabilidades, por lo tanto será más seguro.
- Que un sistema operativo sea supuestamente infalible ante los ataques, no implica que no sea inseguro si no se actualiza. Ya sabes de lo que hablo...
Consejos
- No vuelvas a hacer clic en el botón de "Recordarme más tarde" cada vez que aparece la ventana que te dice que hay una actualización nueva. Y sé que lo haces :)
- Aprovecha el momento de abandonar tu puesto de trabajo o de irte a dormir para dejar actualizándose tu dispositivo, así te dará mejor pereza.
- Haz copias de seguridad periódicas, por si tienes algún problema al instalar alguna actualización.
¿Te he convencido de la importancia de las actualizaciones?
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miércoles, 4 de abril de 2018
Cómo Separar el Trabajo de la Vida Personal en Tu Ordenador
Separar la vida profesional de la personal es cada vez más difícil. Y es algo que nos une a emprendedores y trabajadores por cuenta ajena, también cuando esta diferenciación se refiere al uso del ordenador. Que levante la mano el que no se ha llevado nunca el portátil a casa para terminar un proyecto, o el que consulta su información personal a lo largo de la jornada laboral...
Realmente esta línea que se desdibuja cada vez más entre el trabajo y la vida privada es todo un problema. Por una parte el no poder distinguir claramente los asuntos profesionales y privados en nuestro portátil acaba por afectar a ambas facetas, así que cada vez nos cuesta más desconectar de las dos. Si el trabajo acaba por invadir nuestra vida personal, acabaremos por tener discusiones familiares y dejaremos el ocio arrinconado. Si es al contrario, nuestra productividad caerá en picado, incluso puede hacernos perder nuestro empleo.
Para que esto no ocurra, a continuación te doy algunos trucos para separar el trabajo de tu vida personal en tu portátil o tu ordenador de sobremesa.
Lo básico
Separa claramente tu trabajo de tu vida privada en tu ordenador y en tus dispositivos móviles.
Lo ideal, aunque no es ni lo más cómodo ni lo más económico, es tener dos ordenadores diferentes.
Si tienes un ordenador de empresa, aún debes tener más cuidado a la hora de separar ambas facetas, puesto que pueden requerírtelo para actualizarlo, revisarlo o cambiarlo. Incluso te vendrá bien si te vas del trabajo y tienes que entregarlo, porque te será más fácil eliminar tus archivos personales al estar perfectamente identificados.
Compartimenta el disco duro
Haz dos particiones en tu disco duro, una para la faceta profesional y otra para la personal.
Cifra ambas particiones. Las dos deberían ser seguras, pero mucho más todavía la que destines al trabajo.
Si el ordenador es propiedad de la empresa, puede que no te permitan hacer las particiones, así que tendrás que arreglártelas de otra forma. Para eso tendrás que tener bien diferenciadas y etiquetados los archivos, las aplicaciones y los perfiles.
Los perfiles
En caso de que no puedas hacer las particiones, puedes configurar perfiles diferenciados en tu navegador, uno para el trabajo y otro para el ocio.
Una buena opción es tener en cada perfil diferentes marcadores y extensiones. Incluso deberías sincronizar los dispositivos e información de forma diferenciada para cada uno.
Los perfiles diferenciados también son interesantes si tienes un smartphone. Si tu teléfono lo permite, utilízalos.
El escritorio
Una forma de compartimentar la parte profesional y privada es organizar bien el escritorio. Puedes utilizar una parte para cada faceta, utilizar iconos específicos, diferenciarlos con la denominación con mayúsculas o minúsculas...
Los navegadores
También puedes emplear navegadores diferentes, uno para tu trabajo y otro para el ocio. Por ejemplo podrías emplear Chrome para asuntos profesionales y Firefox para los privados.
El correo
Esto último también vale para las aplicaciones de correo. Puedes tener una como Thunderbird para tu trabajo y Gmail para tu correo personal.
No facilites tu dirección de correo electrónico destinada a temas laborales para uso privado, y viceversa.
Las aplicaciones
Ten en cuenta que es posible que el software y las aplicaciones que tengas para tu trabajo y para tu ocio pueden entrar en conflicto. Si es así, tendrás que decidir, aunque lo lógico es que primen las herramientas con las que te ganas el sustento.
El calendario
Mi consejo es que tengas tres calendarios. Uno para el trabajo, uno para tus asuntos particulares y otro que fusione ambos. De ese modo podrás organizarte de forma individual en cada ámbito y también de forma general.
Los archivos
Guarda tus archivos en diferentes servicios de almacenamiento en la nube. Así te será más difícil mezclar información. Esta elección es menos confusa que si usas el mismo servicio con diferentes cuentas. El mero hecho de que sean interfaces y estilos distintos te ayudará a separarlos incluso mentalmente.
Seguridad
Evita entrar en páginas potencialmente inseguras y descargarte contenidos y aplicaciones que puedan poner en riesgo tu ordenador. Esto es aplicable tanto en tu parte profesional como en la privada. Es decir, si tu ordenador se infecta con malware porque has entrado en un sitio poco recomendable, afectará a todo lo que tengas en él, sin distinguir si se trata de tu trabajo o de tus cosas particulares.
¿Separas ya tu trabajo de tu vida personal en tu ordenador? Si no es así, espero que estos consejos te ayuden a poner en práctica una costumbre segura y saludable.
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Uso Seguro del BYOD en la Empresa
La primera vez que apareció el post Cómo Separar el Trabajo de la Vida Privada en Tu Ordenador fue en el blog de Todos Somos Clientes.
Cómo separar el trabajo de la vida personal en tu ordenador by 1 de N Tecnologías de la Información - Arancha Moreno is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
Realmente esta línea que se desdibuja cada vez más entre el trabajo y la vida privada es todo un problema. Por una parte el no poder distinguir claramente los asuntos profesionales y privados en nuestro portátil acaba por afectar a ambas facetas, así que cada vez nos cuesta más desconectar de las dos. Si el trabajo acaba por invadir nuestra vida personal, acabaremos por tener discusiones familiares y dejaremos el ocio arrinconado. Si es al contrario, nuestra productividad caerá en picado, incluso puede hacernos perder nuestro empleo.
Para que esto no ocurra, a continuación te doy algunos trucos para separar el trabajo de tu vida personal en tu portátil o tu ordenador de sobremesa.
Lo básico
Separa claramente tu trabajo de tu vida privada en tu ordenador y en tus dispositivos móviles.
Lo ideal, aunque no es ni lo más cómodo ni lo más económico, es tener dos ordenadores diferentes.
Si tienes un ordenador de empresa, aún debes tener más cuidado a la hora de separar ambas facetas, puesto que pueden requerírtelo para actualizarlo, revisarlo o cambiarlo. Incluso te vendrá bien si te vas del trabajo y tienes que entregarlo, porque te será más fácil eliminar tus archivos personales al estar perfectamente identificados.
Compartimenta el disco duro
Haz dos particiones en tu disco duro, una para la faceta profesional y otra para la personal.
Cifra ambas particiones. Las dos deberían ser seguras, pero mucho más todavía la que destines al trabajo.
Si el ordenador es propiedad de la empresa, puede que no te permitan hacer las particiones, así que tendrás que arreglártelas de otra forma. Para eso tendrás que tener bien diferenciadas y etiquetados los archivos, las aplicaciones y los perfiles.
Los perfiles
En caso de que no puedas hacer las particiones, puedes configurar perfiles diferenciados en tu navegador, uno para el trabajo y otro para el ocio.
Una buena opción es tener en cada perfil diferentes marcadores y extensiones. Incluso deberías sincronizar los dispositivos e información de forma diferenciada para cada uno.
Los perfiles diferenciados también son interesantes si tienes un smartphone. Si tu teléfono lo permite, utilízalos.
El escritorio
Una forma de compartimentar la parte profesional y privada es organizar bien el escritorio. Puedes utilizar una parte para cada faceta, utilizar iconos específicos, diferenciarlos con la denominación con mayúsculas o minúsculas...
Los navegadores
También puedes emplear navegadores diferentes, uno para tu trabajo y otro para el ocio. Por ejemplo podrías emplear Chrome para asuntos profesionales y Firefox para los privados.
El correo
Esto último también vale para las aplicaciones de correo. Puedes tener una como Thunderbird para tu trabajo y Gmail para tu correo personal.
No facilites tu dirección de correo electrónico destinada a temas laborales para uso privado, y viceversa.
Las aplicaciones
Ten en cuenta que es posible que el software y las aplicaciones que tengas para tu trabajo y para tu ocio pueden entrar en conflicto. Si es así, tendrás que decidir, aunque lo lógico es que primen las herramientas con las que te ganas el sustento.
El calendario
Mi consejo es que tengas tres calendarios. Uno para el trabajo, uno para tus asuntos particulares y otro que fusione ambos. De ese modo podrás organizarte de forma individual en cada ámbito y también de forma general.
Los archivos
Guarda tus archivos en diferentes servicios de almacenamiento en la nube. Así te será más difícil mezclar información. Esta elección es menos confusa que si usas el mismo servicio con diferentes cuentas. El mero hecho de que sean interfaces y estilos distintos te ayudará a separarlos incluso mentalmente.
Seguridad
Evita entrar en páginas potencialmente inseguras y descargarte contenidos y aplicaciones que puedan poner en riesgo tu ordenador. Esto es aplicable tanto en tu parte profesional como en la privada. Es decir, si tu ordenador se infecta con malware porque has entrado en un sitio poco recomendable, afectará a todo lo que tengas en él, sin distinguir si se trata de tu trabajo o de tus cosas particulares.
¿Separas ya tu trabajo de tu vida personal en tu ordenador? Si no es así, espero que estos consejos te ayuden a poner en práctica una costumbre segura y saludable.
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