Vender una Sociedad Inactiva: ¿Me Interesa?

Si tienes una sociedad inactiva, lamento decirte que dejarla languidecer no es la solución. Incluso aunque la des de baja en Hacienda, la empresa puede seguir dándote dolores de cabeza... y de bolsillo.

 
En caso de que no tengas pensado retomar la actividad de tu empresa, deberías tomar la decisión de deshacerte de ella. Tienes dos opciones válidas para ello: disolverla o venderla.


A continuación encontrarás información básica para vender una sociedad inactiva, siempre de forma legal y segura, por supuesto. 

Motivos por los que vender una sociedad inactiva

• Disolver definitivamente una sociedad conlleva unos gastos, puesto que tendrás que pagar los trámites en el Registro Mercantil, hacer la escritura de extinción, presentar y pagar el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados, etc. Además, si tienes acreedores, tendrás que saldar todas las deudas contraídas y tributar por el reparto de dividendos entre los socios. 

• Aunque no tenga actividad (y siempre que no la hayas liquidado, claro), ésta generará gastos que no podrás compensar con ningún ingreso.

• Si la sociedad está inactiva tendrás que cumplir con una serie de obligaciones engorrosas como la presentación de cuentas anuales y el impuesto sobre sociedades, puesto que el que esté en stand by no significa que no tenga obligaciones administrativas y fiscales. Incluso tendrías que cotizar a la Seguridad Social por el autónomo societario, aunque la Administración lo pasa por alto (normalmente) si la empresa no tiene actividad.

• Si no cumples con tus obligaciones fiscales, la Agencia Tributaria puede multarte. Ojo, debes tener presente que lo puede hacer incluso aunque el resultado de los ejercicios sea cero y que las deudas se acumularán cada año que esté inactiva y no cumplas con tus obligaciones. 

• La venta de sociedades está reconocida por Hacienda y la Administración en el Decreto Ley 1/2010.

Motivos por los que se compran

• Hacerse con una empresa inactiva es mucho más rápido que constituir una sociedad.

• El coste de adquirir una empresa inactiva es mucho menor que constituir una sociedad desde el principio.

• Se puede cambiar el nombre y la actividad de la sociedad a la hora de la compra. 

• Muchas de las empresas inactivas tienen una cierta antigüedad, lo que es un valor añadido para quien compra la sociedad.

• Si llevan tiempo inactiva significa que es muy difícil que tengan deudas, puesto que habrán sido reclamadas por los proveedores y convenientemente saldadas.

A quién vendérsela


Te recomiendo que busques una empresa legalmente constituida dedicada en exclusiva a esta actividad, que compre tu sociedad y la venda posteriormente a sus clientes o que intermedie entre ambos. 


No lo hagas tú directamente y sin asesoría profesional previa, porque puedes encontrarte con un más de un disgusto. 


Si la sociedad no tiene deudas, si tienes toda la documentación en regla y si has cumplido con todas las obligaciones fiscales y administrativas, no aceptes que no te paguen nada por la venta de tu empresa. Te puedes encontrar con mucho vivo que quiere ganar dinero a tu costa sin que le cueste un euro.


Qué documentos tendrás que presentar

• Escrituras de la sociedad, todas las que existan hasta la fecha.

• Alta y baja en el IAE (Impuesto de Actividades Económicas). 

• CIF de la empresa.

• Cuentas Anuales presentadas.

• Impuestos presentados (IVA, IRPF y Sociedades).

• Libros de facturas, tanto los recibidos como los emitidos.

• Certificado de estar al corriente de pago con la Agencia Tributaria.

• Certificado de estar al corriente de pago con la Seguridad Social. Si está dada de baja en el IAE te darán uno que indica la inexistencia de actividad.

 
Si no tienes estos documentos y la empresa que la adquiera debe hacerse cargo de presentar impuestos y Cuentas Anuales, lo más probable es que no recibas nada a cambio. Lo único que sacarás de la operación es dejar de tener obligaciones y gastos ejercicio tras ejercicio.


Y recuerda que a la hora de vender la sociedad tendrás que generar una factura por la operación.




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Cómo Acertar con el Embalaje en el Ecommerce

Si quieres poner en marcha un negocio de ecommerce, estarás valorando entre otros puntos fundamentales la logística para la distribución de tus artículos. Al fin y al cabo tu prioridad no es sólo vender, sino que la mercancía llegue a tu cliente rápidamente y en el mejor estado posible, puesto que ambas condiciones forman parte de la experiencia de compra. Y todo ello al mejor precio posible, por supuesto.


Y el embalaje forma parte de esa experiencia por dos motivos: 


Protege la mercancía, manteniendo su integridad y calidad hasta que llega a su destino. Y es que, por muy bueno que sea tu producto, si le llega al cliente en malas condiciones, la percepción que tendrá tu cliente será igual (o peor) que si fuese de ínfima calidad.


Forma parte de la imagen de marca de tu negocio. Un embalaje cuidado, un precintado seguro, un etiquetado adecuado, todo ello se percibe como una demostración de profesionalidad y de respeto al cliente.


A continuación encontrarás todas las claves para acertar con los embalajes de tu tienda on-line.


 

Antes de nada


Antes de comprar los embalajes para tu negocio on-line deberías tener en cuenta lo siguiente:

• Tipo de artículos. Dependiendo de la mercancía que vendas, deberás utilizar unos embalajes u otros. La fragilidad, el valor, el destino, el tamaño, la forma o tratarse de un producto perecedero son algunas de las características a tener en cuenta para elegir el tipo y tamaño del embalaje. También influirá en tu decisión si envías un sólo artículo o envías varios al mismo tiempo.

• Tipo de cliente. Según tu público objetivo, deberás adaptar las características del embalaje que van más allá de la protección del producto: sostenibilidad, estética, calidad...

• Número de envíos. La cantidad de ventas on-line que hagas también es importante a la hora de elegir embalajes. Por ejemplo, si tienes muchos envíos que necesitan lo antes posible y tienes poco personal para prepararlos, lo mejor son las cajas de automontaje, algo más caras, pero más rápidas de montar. 

• Presupuesto. Es importante que antes de lanzarte sin ton ni son a comprar embalajes para tu negocio, te marques un presupuesto. Realmente se trata de un gasto que debes tener en cuenta a la hora de preparar tu plan de negocio. Si tus márgenes son pequeños en cada venta, un embalaje demasiado costoso puede acabar con tu tienda casi antes de empezar a funcionar. 

Tipos de embalajes


En el mercado encontrarás todo tipo de embalajes, apropiados para transportar distintos tipos de mercancía. Algunos de ellos son:

• Las bolsas de poliéster o de plástico son perfectas para enviar artículos blandos y resistentes.

• Los sobres de papel kraft acolchados son idóneos para enviar documentos, libros y otros artículos pequeños. 

• Los sobres metalizados, disipativos o antiestáticos son imprescindibles si se va a enviar hardware sensible. 

• Los sobres estándar de mensajería permiten enviar productos resistentes por poco dinero, además de ser ligeros y ocupar poco espacio en tu almacén.

• Las cajas simples de cartón son adecuadas para artículos ligeros y poco frágiles.

• Las cajas de canal doble de cartón son las mejores para enviar artículos pesados y delicados.  

• Las cajas adaptables de cartón te permiten enviar artículos con distintos tamaños y formas de una forma sencilla y rápida. 

• Las cajas de plástico son muy versátiles y ligeras, además, las encontrarás en todos los tamaños, calidades y precios.

• Las cajas de madera son las más resistentes, además de ser reutilizables; aunque su precio es más elevado, son menos manejables y ocupan más espacio que las de cartón o plástico.

• Las cajas personalizadas son una buena elección cuando tienes pocos productos y con características especiales que hacen complicado encontrar nada adecuado en formato estándar. 

Complementos


Para conseguir un embalaje perfecto también necesitarás algunos complementos imprescindibles:

• Papel de burbujas o papel kraft para proteger los artículos de forma individual, para separarlos entre sí si se envían varios en la misma caja o para evitar que toquen directamente los lados de la misma.

• Productos de relleno amortiguador como los chips y virutas de diferentes materiales, para evitar que los artículos se muevan dentro de la caja y se dañen. 

• Espuma foam, para evitar la humedad y proteger cualquier superficie. Tiene la ventaja de ser muy adaptable. 

• Cinta  adhesiva, para cerrar la caja y reforzar las uniones o esquinas si es necesario. Es importante que tengan una buena adherencia y espesor. Un consejo: un buen dispensador de cinta te ahorrará trabajo y a la hora de embalar. 

• Etiquetas adhesivas para identificar el envío.

• Etiquetas para indicar si el envío es frágil o cualquier otra advertencia útil para el transportista. 

No te olvides de los elementos amortiguadores para proteger tu mercancía

Más consejos

• Procura no reutilizar cajas para los envíos a tus clientes, mejor recicla tus cajas usadas para devolver mercancías a tus proveedores, para mudanzas o almacenaje. En caso de que te veas en la necesidad de hacerlo, vigila que estén en buen estado, elimina todas las etiquetas anteriores y refuerza bien las uniones.

• Cerciórate de que las cajas están siempre en buen estado antes de enviarlas. Piensa que una caja dañada puede perder su resistencia entre un 30 y un 60%.

• Evita los embalajes demasiado grandes, porque abultarán más y los artículos bailarán en su interior, con la posibilidad de que se dañen. 

• Evita también los embalajes demasiado pequeños, porque es fácil que se rompan durante el transporte, con el consiguiente peligro para la mercancía.  

• Utiliza siempre productos de relleno amortiguador en caso de que el producto se pueda mover dentro del embalaje.

• Si envías varios artículos en la misma caja, coloca los más frágiles en el centro de la caja, para que el resto haga de amortiguación extra.  

• Etiqueta correctamente tus envíos, siempre.

• Acuérdate de adjuntar siempre la factura con tu envío, salvo que el cliente te haya solicitado que su envío sea electrónico.

• Adjunta una tarjeta de agradecimiento siempre que puedas, es un pequeño detalle que se agradece mucho.

• Si tienes establecida una estrategia de cupones o descuentos para fidelizar a tus clientes, envíalos junto con el pedido. 

• Pide precios a varios proveedores, porque las diferencias pueden ser importantes. Y no siempre un precio mayor está asociado a una calidad también mayor. Eso sí, no te recomiendo que te fijes solo en el precio, porque la devolución de un envío porque el artículo ha llegado en malas condiciones no compensa un pequeño ahorro en un embalaje deficiente. 

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Consejos para Contratar el Desarrollo de Tu Web

Empresas y profesionales cada vez son más conscientes de que deben tener presencia en Internet. Casi nadie duda ya que si no está en la Red, es casi como si no existiese.


La mayoría de los clientes buscan a sus posibles proveedores primero on-line y luego los visitan of-line. De hecho, es muy habitual desconfiar si en los buscadores aparece un teléfono, pero no hay rastro de página web o redes sociales. Enseguida se piensa en que la empresa o el profesional es de segunda o tiene algo que esconder.


Pero que haya que estar, no significa que se haga de cualquier manera. Precisamente esta demanda de páginas web, ha generado una oferta de profesionales que no siempre ofrecen un mínimo de calidad. Y cuando una página web es deficiente, es incluso peor que no tenerla.


Por eso en este post quiero darte unos consejos básicos para que aciertes a la hora de contratar el desarrollo y diseño de tu sitio web. 

Antes de nada


Lo primero que debes tener en cuenta a la hora de contratar una página web, es que lo barato sale caro. Los precios muy bajos esconden sorpresas desagradables como las siguientes:

• Cantidades extras por conceptos como el hosting o el SEO, que acaban inflando el presupuesto inicial hasta llegar a los precios normales, o incluso los superan.

• Desarrollo que no incluye mantenimiento y que, en caso de contratarse aparte, tiene un coste más elevado de lo recomendable. 

• Diseños a granel que perjudican la imagen de la empresa o el profesional. Si tu web es igual que la de otras 100 más, tu empresa también parecerá igual. Y que no te engañen, el hecho de que puedas elegir el color o la tipografía, no influye demasiado cuando se utilizan plantillas. 

• Contenidos sin personalizar o de mala calidad. Hay empresas que se dedican al diseño y desarrollo web que utilizan plantillas de contenidos para los distintos sectores, y que no se preocupan por personalizarlos, incluso si el cliente facilita información para ello. 

Antes de encargar el desarrollo y diseño de tu web debes tener claro qué quieres conseguir con ella, qué quieres transmitir, cuál es el público al que va dirigida... Esto es imprescindible, puesto que deberás comunicárselo a quien se vaya a encargar de crear de tu página. Si quien va a trabajar para ti no tiene claro lo que quieres, es difícil que pueda dártelo. Lo máximo que puedes conseguir es que haga lo que crea que necesitas... o lo que le de la gana.


Cómo elegir al desarrollador


Recurre a profesionales y evita la amiguitis. Ni te imaginas la cantidad de clientes que nos llegan tras haber sufrido los experimentos fallidos de amigos o familiares que saben de eso de Internet y a los que se ha recurrido en primera instancia para ahorrar unos eurillos. Nadie le dice a su sobrino que le opere una hernia discal, porque es muy bueno con el juego de mesa infantil Operación, salvo que tenga un doctorado en medicina y experiencia quirúrgica. Lo único que se consiguen son trabajos mal realizados o sin terminar.


Revisa la experiencia de la empresa que se vaya a encargar del desarrollo de tu web. Debe ser seria y solvente, tener un buen portafolio y contar con un buen equipo de trabajo, tanto interno como externo. Desconfía de todo aquel que no tiene identificación fiscal, que no tiene una dirección física a la que recurrir, que no tiene apartado de política de privacidad y condiciones de uso en su sitio web o que no tiene presencia en Internet.

El desarrollador debería ser capaz de implementar las medidas de seguridad necesarias, tanto las generales como atendiendo al tipo de datos personales que vayas a manejar.


Asegúrate de que será capaz de garantizarte unos mínimos de escalabilidad, evitando que tu página pueda caerse en caso de que la visiten más personas de las esperadas en un principio.


La empresa debería contar con un jefe de proyecto, con programadores, con personas que se encarguen del soporte técnico, diseñadores gráficos, copywriters y expertos SEO. Pueden pertenecer a la plantilla de la empresa o estar externalizados, lo importante es que cada uno de ellos tenga formación, experiencia y profesionalidad.


Una cosa es que un desarrollador web tenga subcontratadas otras actividades profesionales relacionadas con la creación de un sitio, y otra muy diferente que una empresa que se dedica a otro sector ofrezca la web como extra o gancho para su actividad principal. En el primer caso, la actividad y objetivo principal es la web; en el segundo será otra cosa: espacios publicitarios, guías profesionales... y la web será un complemento.


Fíjate en el estilo de las webs que han realizado y valora si te gusta el resultado en cuanto a usabilidad, diseño, etc.  


Lo ideal es que conozcas en persona al equipo que vaya a trabajar en tu proyecto, sobre todo al jefe del proyecto. No permitas que tu único contacto sea un comercial. Si no es posible una entrevista personal por distancia o por agenda, al menos procurad tener algún contacto por videoconferencia.


Valora si te escucha o sólo te apabulla con sus conocimientos y sus ideas. Si no te escucha, no te sirve. Aunque habrá cosas que tú quieras hacer y que no se pueden hacer con tu presupuesto y sus medios, al menos debe permitir que se las expliques.


Contrato y propiedad


Cuando hayas encontrado a la empresa o profesional que encaja con tus necesidades, te recomiendo (vivamente) que exijas un contrato escrito en el que se reflejen todos los aspectos del desarrollo de tu web. También sería conveniente que incluyas penalizaciones o la posibilidad de rescindir el contrato por tu parte sin coste en caso de que no se cumpla lo convenido, tanto en resultado final como en plazos.


Si el proyecto es grande, puedes dividirlo en partes, de esa forma podrás ir valorando el trabajo del desarrollador poco a poco, además de que podrás pagar según se vayan cumpliendo los hitos.


Exige que la propiedad y acceso al hosting sea tuya, eso te evitará muchos problemas en el futuro. Piensa que si en algún momento tienes algún problema o quieres cambiar de desarrollador, te lo podrán poner muy difícil. Pide que te faciliten las claves de acceso al servidor y al panel de control, así como de los plazos y precios de renovación del servicio.


Lo mismo ocurre con el dominio o dominios, deberían ser tuyos, no del desarrollador. Si luego quieres cambiar de proveedor, te encontrarás con que tienes que buscar un dominio nuevo, con el consiguiente perjuicio para tu empresa.


Y, por supuesto, el diseño también debe ser de tu propiedad, salvo que sea una plantilla y estés informado de que es lo que contratas. Al fin y al cabo, pagas para ello. 


Otro requisito que debería cumplir el desarrollador es facilitarte los códigos fuente de tu web. Al fin y al cabo has pagado por ello.


El proyecto


La web debe aunar la usabilidad con la estética. La una sin la otra no sirve para nada. Cuidado con los ases del diseño que no ven más allá de lo super cool, porque te encontrarás con un sitio precioso... que nadie sabrá usar.

Evita los diseños sin personalidad y las plantillas. Si tu web no tiene muchas pantallas, el diseño a medida tampoco supondrá una cantidad inasumible. Y el resultado, te lo puedo asegurar, no será el mismo.


En caso de que los contenidos no los vayas a facilitar tú, deberías exigir que el trabajo de copywriting sea de calidad. Fíjate en otros trabajos que haya hecho la empresa para valorar si encajan con tu criterio. En cualquier caso, aunque ellos se encarguen de los contenidos, tú deberás facilitarles información para que puedan trabajar.


Pide una cierta independencia. Esto significa que deberías poder añadir y actualizar contenidos tú mismo, sin necesidad de contar de forma obligada con el desarrollador. Lo ideal es que se pueda hacer a través de un editor de textos para que no tengas necesidad de acceder al código. Así podrás añadir y formatear textos o incluir enlaces, imágenes o vídeos sin ayuda.


El proyecto también debería incluir el SEO de tu sitio. Te aconsejo que tanto el desarrollo como el SEO se hagan al mismo tiempo y, si puede ser, coordinados por el mismo jefe de proyecto. Por experiencia propia, desarrollar la web y que el cliente te imponga el SEO (por amiguitis), siempre acaba implicando problemas, puesto que no ha habido una visión común desde el inicio del proyecto.


Si te es posible, contrata también el mantenimiento. Aunque te va a suponer una cantidad periódica, te aportará seguridad y tranquilidad. Además, si lo contratas con el mismo desarrollador, los precios suelen ser más económicos. Si llamas a tu desarrollador o a otro profesional distinto por un problema puntual, te costará bastante más caro.


Pide que te informen de la procedencia de las imágenes que te incluyan en la web y que no les hayas proporcionado tú. Es importante conocer si proceden de bancos gratuitos, de si tienen derechos de uso, etc.


Si tienes redes sociales, que deberías, el desarrollador debería integrarlas en la página web. Comprueba que funcionan correctamente cuando te la entreguen. Fíjate en que no aparecen iconos de redes sociales que no usas o que no dirigen a tus perfiles oficiales. No será la primera vez que algún genio incluye un enlace a un perfil no oficial de una empresa, que alguna persona malintencionada ha abierto para atacar al negocio. ¿Te imaginas, dirigir desde tu propia web a los clientes a un perfil en el que se te difama? Pues sucede, créeme, lo he visto con mis propios ojos.


Valora si te interesa tener un blog integrado en tu web. Ten presente que si lo haces, tendrás que crear contenidos con cierta frecuencia o pagar por ello. Un blog supone un mantenimiento constante, si no vas a poder asumirlo con compromiso, mejor que no lo tengas.


Deberían facilitarte servicios de analíticas y estadísticas de tu web. Y, muy importante, estas analíticas deberían ser accesibles para ti de forma sencilla. Así podrás valorar el funcionamiento y accciones que hayas emprendido, así como tomar decisiones sobre tu página.


Y, por último, ten presente que desarrollar una web completa y de calidad lleva un cierto tiempo. Según la dificultad del sitio puede oscilar entre 15 días y 3-4 meses, en caso de ser muy compleja. Si van a tardar más, o es muy especial... o te están engañando.




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25 Frases Inspiradoras sobre Oratoria

Soy de las que cree firmemente que una de las disciplinas que debería ser de enseñanza obligatoria en escuelas y universidades es la de hablar en público.


Y es que comunicar, convencer y emocionar a un auditorio, numeroso o de una sola persona, es imprescindible tanto en nuestra vida personal como profesional. Desde exponer un trabajo escolar hasta presentar un proyecto a un inversor o realizar una entrevista de trabajo, hablar en público adecuadamente nos va a ser muy útil.


A continuación encontrarás mis 25 frases favoritas sobre hablar en público, para que puedas inspirarte y ser cada día un mejor orador. 

 
1.- “Los hombres sabios hablan porque tienen algo que decir, los necios lo hacen porque tienen que decir algo”.

Platón

2.- “En caso de duda, cuenta la verdad”.

Mark Twain

3.- “Si no puedes resumir tu idea en diez palabras, no tienes idea”.

Seth Godin

4.- “Quien sabe hablar, sabe también cuándo ha de hacerlo”.

Pitágoras

5.- “Si necesitas muchas palabras para expresar lo que tienes en mente, piénsalo más”.

Dennis Roth

6.- “Me gusta la gente que se niega a hablar hasta que está preparada para hablar”.

Lilian Hellman

7.- “Ningún discurso es absolutamente malo si es lo bastante corto”.

E.C. McKenzie

8.- “La palabra dicha no vuelve atrás”.

Horacio

9.- “Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar”.

Ernest Hemingway

10.- “Me he pasado toda la noche preparando la improvisación de mañana”.

Winston Churchill

11.- “Todo discurso bien preparado está ya pronunciado en sus nueves décimas partes”.

Dale Carnegie

La improvisación, sí, pero siempre que esté cuidadosamente preparada

 
12.- “El que sabe pensar pero no sabe expresar lo que piensa, está al mismo nivel del que no sabe pensar”.

Pericles

13.- “Orador es aquel que dice lo que piensa y siente lo que dice”.

William J. Bryan

14.- “Cuando no se piensa lo que se dice es cuando se dice lo que se piensa”.

Jacinto Benavente

15.- “Las tres cosas más importantes de un discurso: quién lo pronuncia, cómo lo hace y qué se dice; y de las tres, la última es la que menos importa”.

John Morley

16.- “La retórica es la facultad de determinar en un caso particular cuales son los medios de persuasión de que se dispone”.

Aristóteles

17.- “Si tú no sabes qué quieres conseguir con tu presentación, tu audiencia tampoco lo sabrá”.

Harvey Diamond

18.- “Siempre hay tres discursos por cada discurso que dar: el que practicaste, el que diste y el que te hubiese gustado dar”.

Dale Carnegie

 
19.- “Preparar una presentación sin el público en mente, es como escribir un discurso de amor empezando con “A quien le pueda interesar”.

Ken Haemer

 
20.- “Mi trabajo es hablar, el vuestro escuchar. Si acabáis antes, avisadme, por favor”.

Harry Hershfield

 
21.- “Es imposible predicar y ser escuchado sin distraer o entretener”.

Eduardo Punset

 
22.- “Lo importante no es lo que dices, sino lo que la gente entienda”.

Fran Luntz

Lo importante no es lo que dices, sino lo que los demás entienden

 

23.- “Hay dos tipos de oradores: los que están nerviosos y los que mienten”.

Mark Twain

 
24.- “El cerebro humano empieza a funcionar cuando naces y no se detiene hasta que sales a hablar en público”.

George Jessel

 
25.- “De acuerdo con la mayoría de los estudios, el mayor temor de la gente es hablar en público, el segundo, la muerte (…) Por eso, si tiene que ir a un entierro es mejor que lo haga en un ataúd a que sea el encargado de hablar en el funeral”.

Jerry Seinfeld

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