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viernes, 1 de febrero de 2013

Fechas de Caducidad y Consumo Preferente: Qué Lío

El tiempo pasa para todos, también para los alimentos
¿Fecha de caducidad? ¿Fecha de consumo preferente? ¿Es seguro consumir productos caducados? Éstas son muchas de las preguntas que han surgido en los últimos tiempos tras la propuesta del Gobierno de extender las fechas de caducidad de algunos alimentos.

El revuelo causado con este tema, ha puesto de relieve dos asuntos preocupantes:

  •  El consumidor medio no conoce la diferencia entre "caducidad" y "consumo preferente", lo que hace patente la poca información que recibimos (o queremos recibir) por parte de la Administración y de los propios fabricantes. También es bien cierto que, una falta de información (o desinformación) bien dirigida, ayuda a incrementar el consumo; algo que viene muy bien en época de bonanza económica, el comprar por comprar.
  • Y, entre otras cosas por ese desconocimiento, se desperdicia una cantidad indecente de comida en nuestros hogares y negocios; lo que es inadmisible en cualquier época y mucho más con la actual crisis económica.

Para aclarar algo este asunto, veamos las diferencias entre fecha de caducidad y de consumo preferente:

    Fecha de caducidad
  • Fecha de caducidad: es la que marca el momento a partir del cual el consumo del producto no es seguro. Suele aplicarse a productos muy perecederos (entre 2 y 30 días) y que, cuando expira esa fecha, pueden ser peligrosos para la salud. En este caso encontramos a los sospechosos habituales: carnes, pescados, leche, etc.
  • Fecha de consumo preferente: es la que marca el momento en el que el producto puede comenzar a perder cualidades organolépticas (color, sabor, aroma, textura, etc.), lo que no impide que sea totalmente seguro para el consumo humano. Los alimentos que exceden esta fecha de consumo preferente siguen siendo sanos y nutritivos, aunque algo menos atractivos. Se aplica a los productos semiperecederos (entre 30-90 días: cereales, galletas, pastas, conservas, etc) y a los estables (no caducan: azúcar, sal, vino, vinagre, etc.).

La fecha de consumo preferente no indica que el alimento no sea seguro a partir de ese momentoTambién habría que reseñar la importancia de las fechas de consumo después de apertura, que son el plazo máximo que el fabricante recomienda desde que se ha abierto el envase hasta que debe ser desechado por constituir un riesgo para la salud.

Mientras que el Gobierno y la Unión Europea se ponen de acuerdo a la hora de ampliar los plazos de consumo de algunos productos, lo mejor es no ingerir productos caducados, eso sí, sin desechar los productos que han rebasado su fecha de consumo preferente. También hacemos un llamamiento para que se regule de forma específica la decisión de indicar en el producto "fecha de caducidad" o "consumo preferente" que, hasta ahora y siempre que no exista una disposición espefícica, se deja al albedrío de la empresa alimentaria, puesto que abusar del concepto de caducidad, cuando se trata de productos semiperecederos o estables, lleva al despilfarro injustificado.

Y, para evitar que se nos acumulen productos en nuestras despensas y neveras que luego hemos de desechar, aquí tenéis algunos trucos:

    Los productos que superan la fecha de consumo preferente son sanos aunque menos atractivos
  • Planificar las compras: la lista de la compra elaborada con cabeza será la mejor aliada para un consumo responsable. Una buena estrategia es tener un cuadernito donde todos los miembros de la familia puedan ir apuntando lo que va haciendo falta, así será más fácil no duplicar compras… y no olvidarse de nada.
  • Planificar los menús familiares: de forma semanal o mensual también es útil (y sano) . Esta opción nos permitirá comprar de una forma racional y/o introducir en los menús los alimentos próximos a caducar.
  • Utilizar la imaginación a la hora de cocinar: Si tenemos varios alimentos próximos a expirar, con una actitud creativa, podemos confeccionar platos sanos y sabrosos mezclándolos entre sí.
  • Almacenar correctamente los productos: respetando las condiciones de temperatura, luz y humedad. Es conveniente recordar que en malas condiciones de almacenamiento, ni la fecha de caducidad y la de consumo preferente tienen ninguna utilidad, puesto que éstas se calculan para unas condiciones normales de conservación.
    Planificar las compras es imprescindible
  • Dar rotación a los alimentos que tengamos almacenados: dejando los más antiguos a mano y los más recientes detrás; así controlaremos su fecha de consumo ideal.
  • Congelar el alimento: si prevemos que no vamos a consumirlo antes de su fecha de caducidad, siempre y cuando éste lo permita, esto sirve incluso para los precocinados.


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